determinismo

El determinismo pretende mostrar que los sucesos históricos a gran escala no pueden salirse de un curso específico que apunta en un sentido igualmente específico: el Imperio Romano había de disolverse, la sociedad industrial había de nacer en Inglaterra, el Imperio Chino había de anquilosarse. Estos hechos obedecen a causas, e investigar estas causas necesarias podría incluso proporcionarnos enseñanzas prácticas a la hora de afrontar un futuro que se regirá igualmente por causas necesarias. Aquí no se pretende negar cierto determinismo. Muy al contrario, la doctrina nazi estaba condenada, como el comunismo soviético, a acabar siendo barrida del curso histórico (aunque recordemos que la debacle del comunismo soviético al final del siglo XX no fue prevista por nadie) y todo parece indicar que sí existe un curso de desarrollo histórico que apunta a la instauración gradual de mayores controles de la violencia social que permitan una cooperación humana más eficiente para el beneficio del mayor número posible de individuos. Evidentemente, la ideología nazi cumplía estos requisitos todavía menos que el marxismo soviético ya que, al basarse en una doctrina racial, la mayor parte de la humanidad habría debido de verse necesariamente perjudicada por el dominio de la supuesta raza superior. Pero donde el determinismo histórico sí se equivoca lastimosamente es en el tratamiento mítico dado a la Segunda Guerra Mundial con posterioridad a 1945. No solo en obras de ficción escritas o audiovisuales, sino también en libros de historia, se nos muestra el resultado final de la guerra –la dramática derrota de Hitler y sus aliados japoneses- como una especie de western, donde los buenos derrotan a los malos gracias a su habilidad con las armas. Es como si pretendiesen tranquilizarnos demostrándonos que los malvados, por serlo tanto, están incapacitados para ganar las guerras. Se nos pretende convencer de esto arguyendo complicados razonamientos sobre economía, política u organización administrativa. Esto es absurdo. Hitler pudo ganar. Pudo ganar incluso cuando ya estaba en guerra, a la vez, contra la Unión Soviética, los Estados Unidos y el Imperio Británico, y, de hecho, es sorprendente que no ganara. Una sociedad totalitaria y militarista como la de la Alemania nazi poseía los medios suficientes para alcanzar ese triunfo y, si no fue así, se debió única y exclusivamente a la pura casualidad de que un solo hombre no tomó en un determinado momento una sola y lógica decisión; esta decisión habría sido de tipo meramente militar, estratégico, en absoluto afectada por la ideología ni por las condiciones económicas y sociales. El nazismo, por supuesto, hubiera acabado fracasando, pero no tal como sucedió en realidad, al cabo de una especie de gran espectáculo bélico en el cual los justos vencieron a los malvados. El bien se impone al mal, sí, muy probablemente, pero la guerra es un terreno para el cual el mal, a veces, está mejor cualificado. Es un hecho que, de todas formas, fue la Unión Soviética, un régimen tan totalitario y casi tan maligno como el III Reich, quien acabó derrotando a la Alemania nazi (y aquí no es el lugar para discutir si hubieran podido hacerlo sin ayuda). El relato que extensamente se presenta en este espacio comienza, pues, con la toma por Hitler de una sola decisión concerniente a una determinada iniciativa estratégica de tipo militar (esencialmente, cerrar el Mediterráneo con el fin de que la flota italiana entre en el Mar Negro). Es conveniente seguir el relato desde el principio con ayuda del Índice, y para su comprensión más exacta es preciso informarse lo mejor posible acerca de los sucesos de la historia militar de la guerra. Se acompañan los episodios de una Cronología, donde se diferencia lo real de lo ficticio, y se aportan algunos links útiles (la Wikipedia es muy completa y contiene pocos errores). La historia militar abarca cuestiones sociales, políticas y económicas (incluso geográficas), así que puede resultar también instructivo en muchos otros aspectos. Cuenta, asimismo, con un componente lúdico… y este mismo componente lúdico conlleva las correspondientes implicaciones psicológicas y sociales.

martes, 13 de mayo de 2014

19. Operación "Husky"”

  Hasta primeros de julio de 1943, tras seis meses de preparación, los aliados occidentales no pueden reunir un ejército lo suficientemente poderoso para lanzar una ofensiva contra las fuerzas del Eje y así intentar aliviar en alguna medida la terrible presión a la que se encuentra sometido el Ejército ruso.

  Los dirigentes norteamericanos se encuentran aún indecisos en lo que se refiere a su estrategia de movilización. Llegan a barajar la idea de movilizar 213 divisiones, en base a su población de casi 140 millones de habitantes. Sobre el papel, estas divisiones ya han sido creadas a finales de 1942, pero en la realidad tendrían que formarse las últimas de ellas a lo largo de 1943, cuando los soldados sean efectivamente reclutados. Sin embargo, Roosevelt se resiste a la idea de reclutar a tantos hombres. Significaría poner en peligro la industria al prescindir de entre cinco y ocho millones más de trabajadores. Roosevelt no olvida que por cada soldado combatiente hacen falta, como mínimo, dos no combatientes en tareas de logística y apoyo. Tendrían que importarse millones de obreros brasileños o mexicanos para sustituirlos en los campos y en las fábricas, y se crearía con ello una extraordinaria alarma social, aparte del evidente coste económico.



  El tema es estudiado a fondo durante la primavera de 1943, pues éste es el límite temporal para decidir cuántos hombres han de ser reclutados y enviados a los campos de entrenamiento, con lo que quedarían perdidos para el sector económico productivo. El debate es muy duro y, finalmente, se decide una solución de compromiso entre las 213 divisiones planeadas inicialmente y las poco más de 90 que proponen los escépticos. El número final tendrá que ser de 120 divisiones. Si cesa la formación de nuevas unidades, es probable que los rusos acusen a los norteamericanos de falta de interés en la continuación de la guerra.

  En febrero de 1943 la batalla de Stalingrado ha terminado mal para los soviéticos, y tampoco parece que los angloamericanos hayan logrado muchos éxitos en sus frentes periféricos africanos: solo han logrado la conquista de las islas Canarias, Dakar y un poco de territorio del sur de Egipto, de poco valor estratégico.

   En base a esta situación, la formación efectiva (reclutamiento) de treinta divisiones más se llevará a cabo, pues, durante la primera mitad de 1943, a la espera de que lleguen más datos sobre expectativas realistas en la guerra. La movilización de treinta divisiones más, aparte de las noventa movilizadas durante 1942, exigirá tomar la severa medida de importar por lo menos dos millones de obreros latinoamericanos más, en su mayoría brasileños y mexicanos, que deberán llegar durante 1943.  Por otra parte, se producirá armamento de infantería para entre cincuenta y cien divisiones más... pero no de norteamericanos. Puesto que la guerra se está librando en África, Roosevelt impulsa la idea de una movilización de infantes africanos, armados e instruidos por norteamericanos. A primeros de 1943 este proceso ha comenzado ya con el ejército etíope del emperador Haile Selassie.

  Todas estas cuestiones son debatidas en la conferencia "Trident" en Washington, en mayo de 1943. Las conclusiones de esta conferencia son menos optimistas que las de las Azores en enero: entonces no se sabía aún cómo iban a acabar los combates en torno a Stalingrado y se respiraba cierto optimismo por la conquista de las islas Canarias y otras posiciones en el oeste de África. En "Trident", sin embargo, los generales comienzan a dudar de si la victoria es posible frente a Alemania y tienen que adoptar soluciones de compromiso entre lo ofensivo y lo defensivo. Con todo, predomina la sensación de que los aliados tienen aún grandes posibilidades, así parecen demostrarlo el dominio aéreo sobre el cielo de Alemania, las victorias sobre los submarinos enemigos en el Atlántico y el constante incremento de la producción de la industria militar norteamericana.



  La realidad es que, considerando que los angloamericanos tienen que mantener, además del frente del Pacífico, otros dos frentes periféricos en el otro extremo que cierra el Mediterráneo al este (Palestina y Sudán), el que finalmente hayan podido reunir un gran ejército ofensivo en contacto con el enemigo de doce divisiones (dos de ellas, blindadas), apoyado por 2.500 aviones y numerosos buques, todo ello en los remotos parajes desérticos del sur de Marruecos, demuestra que los aliados angloamericanos son capaces ya de desencadenar grandes operativos bélicos a una escala aparentemente similar a la de los ejércitos ruso y alemán. Éste será el punto de partida de la ofensiva "Husky", que se ejecutará en julio de 1943.

  La fuerza aliada de "Husky" para África noroccidental está básicamente dividida entre el I ejército británico (general Anderson) y el VII ejército norteamericano (general Clark), teniendo el general norteamericano Eisenhower el mando supremo, igual que ya lo tuvo en la operación "“Torch"”, la exitosa invasión y conquista de las islas Canarias. Los británicos atacarán por tierra, mientras que una fortísima concentración de fuerzas navales y aéreas sostendrá el desembarco al norte de Ifni de las fuerzas americanas.

  El I ejército británico está formado por las divisiones 6 blindada británica, 4, 46 y 78 de infantería británicas, más las divisiones española, portuguesa y francesa aliadas. El VII ejército norteamericano está formado por la 1 división blindada, más la 1, 9, 34 y 45 de infantería. Cuentan con superioridad aérea, naval, artillera y de tanques... pero no con superioridad numérica y sus posibilidades de ser reforzados a corto plazo por más tropas adiestradas y equipadas a un nivel óptimo son escasas, dadas las necesidades de los otros frentes y el tiempo que requiere la expansión y despliegue de los nuevos contingentes angloamericanos. De hecho, en la conferencia "Trident" (mayo) se decide la creación de un nuevo ejército americano en Próximo Oriente, lo cual resta recursos para "Husky". 

  Otro de los problemas de "Husky" es que durante los meses de abril y mayo, sobre todo después de la captura de Chipre por los alemanes en abril (así como debido al cierre del puerto de Aquaba en el Mar Rojo por la acción aeronaval enemiga), fue prioritario reforzar la defensa de Palestina ante la creciente amenaza de Rommel, establecido en Egipto. La gran ventaja del frente africano occidental con respecto a Próximo Oriente es la relativa proximidad a los puertos de Norteamérica, de modo que bajo ningún concepto los jefes aliados conceden la suspensión de los planes ofensivos en el único punto donde se considera que hay posibilidades de éxito. Esto, sin embargo, merma las opciones de la defensa en Próximo Oriente. La derrota de Montgomery y la evacuación de Palestina y Siria, que se producen mientras "Husky" entra en su última fase de preparación, no sorprenden a nadie, y refuerza incluso la determinación de obtener una victoria en África Occidental como compensación.

  Aparte del acoso submarino, eficazmente rechazado por la barrera de naves antisubmarinas aliadas, los del Eje apenas cuentan con unos 500 aviones (en su mayoría alemanes, pero también italianos, franceses y hasta españoles, no todos modernos) para enfrentarse a los invasores, cinco veces más fuertes en el aire. Con tal superioridad de la fuerza aeronaval, Clark logrará desembarcar a partir del 9 de julio sus cien mil hombres con escasas pérdidas en las playas -mal defendidas por la infantería marroquí y española- próximas a Tiznit, al sur de Agadir y al norte de Ifni.



  El plan de Eisenhower es atrapar al “Ejército de Marruecos” que protege los aeródromos de Cabo Juby e Ifni -unas diez divisiones alemanas, españolas y marroquíes- en una pinza, aniquilarlo bajo un diluvio de fuego aéreo y artillero, y después avanzar, como mínimo, hasta el gran puerto de Casablanca.

  Sin embargo, el general Clark no puede hacer suficientes progresos hacia la carretera interior del sur de Marruecos (los del Eje han desarrollado vías de comunicación lejos de la costa, dado el poder naval enemigo) y, en contra de lo deseado, el ejército del Eje, a los dos días del éxito del desembarco aliado, rompe el contacto con los británicos, abandona los codiciados aeródromos y retrocede hacia una línea más al norte, en los montes Atlas.

  Dos semanas después del desembarco, el ejército aliado de doce divisiones (dos ejércitos en realidad: el americano y el británico) se encuentra trescientos kilómetros más al norte del frente inicial pero ante una nueva línea defensiva fortificada. Los aliados están todavía lejos de la terminal ferroviaria enemiga en Marrakech, aunque han alcanzado el pequeño puerto de Agadir (donde hay también un aeródromo) que comienzan a habilitar para que sea su principal base logística. Los del Eje están, en cambio, mucho más cerca de sus vías de suministro (el ferrocarril), cuentan con la formidable barrera defensiva natural de los Altos Atlas y ocupan las regiones más pobladas de Marruecos. El mando directo y efectivo de las tropas del Eje lo ha tomado ahora el mariscal Kesselring, en lugar del general español Yagüe, un militar de infantería que queda ahora al mando de las divisiones del Ejército centradas en resistir en la nueva línea defensiva.

  La concentración de los aliados en el sector al sur del Atlas sumada a la derrota aliada en Próximo Oriente el mes anterior, convence a Kesselring de que puede trasladar la división alemana que defiende el estrecho de Gibraltar (la 327 ID) para reforzar el cuerpo Panzer alemán, pues ya no es de temer una invasión aliada a gran escala en la zona del Estrecho, a la que se añade una división de infantería recién traída de Alemania, la 999 ID. También se puede trasladar más tropas marroquíes y españolas, dejando que sean españoles en su mayoría los que defiendan el norte de Marruecos y el sur de España. De ese modo, de diez divisiones marroquíes ya completamente formadas (aunque no tan bien equipadas) para el mes de agosto, el mando alemán logra situar a ocho de ellas en la línea defensiva del Atlas, dejando una más para la defensa de Casablanca y otra en el Estrecho.



  En teoría, Marruecos, con sus ocho millones de habitantes, puede movilizar hasta quince divisiones regulares de infantería, y no solo diez, pero no hay equipo ni mandos suficientes para ello, y, además, Hitler quiere medio millón de marroquíes como obreros en Europa. España, por su parte, está alcanzando ya un grado de movilización óptimo y puede enviar algunas divisiones de infantería a proteger la costa atlántica marroquí.

  A medida que se prolongue la guerra, las tropas en defensa costera en el Marruecos atlántico (seis divisiones españolas) podrán ir relevando con regularidad a las otras cuatro que se mantienen en la línea defensiva, en contacto con el enemigo y junto con los alemanes y marroquíes.

  De modo que el dispositivo defensivo que a primeros de agosto de 1943 ha organizado el mariscal Kesselring en Marruecos queda del modo siguiente:

  -en la línea del Atlas, en contacto con el enemigo, el Panzerkorps Morokko alemán (general von Arnim) que cuenta con la 28 Panzer, la Panzergranadier (motorizada) “"Hermann Goering", la de infantería 999 y las también divisiones de infantería 15 y 327 (anteriormente en Portugal y anteriormente parte del I Armee que defendía el sudoeste francés, ahora defendido por el nuevo ejército francés petainista). También en la línea del Atlas hay un cuerpo de ejército español (general Barrón) que ha pasado de tres a cuatro divisiones de infantería. Y, por supuesto, la mayoría del ejército marroquí, ocho divisiones, al mando del general francés Juin, con oficiales en un cincuenta por ciento franceses, un veinte por ciento españoles (los españoles no escasean de mandos veteranos formados en su pasada guerra civil) y el resto marroquíes recientemente promovidos (en su mayoría habrían sido formados previamente en la academia colonial francesa de Meknes). En total, diecisiete divisiones, lo que les da superioridad numérica sobre las doce de los aliados. Para mayor seguridad, los franceses han situado como reserva un cuerpo de tres o cuatro divisiones al Este de la línea del Atlas, en Argelia, formado por parte de su nuevo ejército colonial (una quinta parte de cuya tropa son mercenarios ex prisioneros de guerra soviéticos).

  -en la zona costera de Marruecos, desde la línea del Atlas (Agadir, en poder de los aliados) hasta la zona del Estrecho, seis divisiones españolas de infantería, desplegadas, de sur a norte, en Mogador, Safi, Mazagán, Casablanca, Rabat y Larache, más una división marroquí en Casablanca, y entre cien mil y doscientos mil hombres dentro de unidades de defensa costera irregular marroquí, armados con fusiles, en su mayoría militantes de partidos nacionalistas marroquíes, todos leales al Sultán y dispuestos a defender la recién ganada independencia.

  -en la zona del Estrecho marroquí, una división de Marruecos en Tánger, y sendas divisiones españolas en Ceuta y Tetuán. Toda la costa del Estrecho está defendida por la artillería italiana (se trata de buena parte de la artillería de costa italiana que tras el cierre del Mediterráneo ha sido trasladada al Atlántico) así como por la amenaza de la flota alemana que se reparte en los diversos puertos de la zona, incluyendo entre sus unidades a los cruceros de batalla "Scharnhorst" y "Gneisenau" (estarían de regreso tras su participación en la operación anfibia del Eje en el Mediterráneo oriental durante el mes de junio de 1943).

  Aunque Franco tiene que enfrentarse a las inevitables quejas de sus subordinados acerca de la intromisión alemana en los asuntos militares y económicos de España, el apoyo del Régimen español al nazismo es todavía muy fuerte. Kesselring es cuidadoso con las formas y, por encima de todo, Franco sabe que no gana nada enemistándose con los alemanes, ya que con ello podrían favorecerse los intereses de los italianos y franceses (o hasta de los marroquíes) que disputan todavía los límites de los correspondientes ámbitos de influencia coloniales en la zona. Franco sabe que, puesto que carece de la industria francesa o incluso la italiana, solo puede ofrecer la supuesta bravura y buena disposición de sus soldados. Los dirigentes españoles, en general, saben que ser los más fieles aliados de Hitler solo puede favorecerles, de modo que entre españoles y alemanes rara vez se dan los tensos regateos habituales en las relaciones francogermanas o incluso italogermanas.

  El ejército español ya alcanza a finales de 1943 el objetivo de expansión que se había fijado en junio de 1942. En total, se trata de casi un millón de hombres repartidos en cincuenta divisiones (algo menor que el ejército de Franco en 1939…, al final de la guerra civil, que había sido reclutado solo en los dos tercios de España que dominaba el bando nacionalista y que sumaba sesenta divisiones). De estas cincuenta divisiones, dos están luchando en Rusia, cuatro en la línea del Atlas, seis defienden la costa marroquí, diez la zona del Estrecho (Marruecos y España), doce ocupan Portugal y otras doce la costa norte española. Las restantes se están entrenando bajo supervisión de instructores alemanes para incorporarse a más campañas exteriores (Rusia y África) y mientras tanto constituyen una fuerza de reserva. Hay, además, cientos de pilotos españoles volando en aviones alemanes y entrenándose para hacerlo más adelante (a la espera de que la anticuada aviación española reciba aviones modernos de fabricación alemana), e incluso hay algunos tripulantes españoles en los submarinos de la Kriegsmarine (que en el verano de 1943 están, por cierto, pasando por una mala racha, sufriendo muchas pérdidas). Franco también ha conseguido reponer las bajas sufridas en Canarias al incorporar cincuenta mil jóvenes portugueses al ejército español. De estos, solo diez mil son voluntarios, todos los demás (cuarenta mil reclutas) se reparten de forma diversa entre la tropa española (son reclutas forzosos muy poco entusiastas y que despiertan poca confianza). En las divisiones en contacto con el enemigo no suelen ser más de un portugués por cada treinta soldados. En las divisiones de defensa costera pueden ser uno de cada diez (normalmente, no en servicio de armas).

   La ocupación de Portugal ya exige menos vigilancia, pues el breve periodo de insurgencia del invierno parece haber remitido, tanto en Portugal como en el resto de España (insurgencia antifranquista española)

  A finales de julio de 1943, Eisenhower comprende que, de momento, no podrán avanzar más en Marruecos. Ya hay cinco divisiones alemanas en línea, la defensa costera se ha reforzado, lo que haría poco viable un nuevo asalto anfibio de flanqueo, y el terreno no ayuda. Por encima de todo, están en inferioridad numérica... y también en inferioridad táctica.

  Aparte de las cinco divisiones alemanas, que suman setenta mil hombres, hay en la línea del Atlas otros tantos soldados españoles y quizá cien mil marroquíes. La superioridad del armamento aliado (incluidos los aviones) es inútil en un entorno natural que favorece mucho la defensa y ante un enemigo tenaz, bien organizado y con moral alta.

  Se ha avanzado terreno, pero se han hecho pocos prisioneros y ninguna ganancia estratégica de valor, mientras que en el otro extremo de la periferia mediterránea Rommel ha conquistado Jerusalén y Damasco, y logrado que Turquía declare la guerra, cuando menos, a los rusos. Obviamente, Agadir e Ifni no valen lo que Jerusalén y Damasco.

  Lo peor de todo es que los del Eje han emprendido otra nueva ofensiva de verano contra los soviéticos. No sería sorprendente que los alemanes logren de nuevo avanzar. Y esta vez el premio buscado es la conquista de todo el Cáucaso. No solo se apoderarían del petróleo y cortarían el ferrocarril que abastece a los rusos de suministros americanos… sino que también amenazarían Persia.

  La guerra, pues, lleva trazas de eternizarse. Es una guerra de desgaste, de capacidad industrial y de progreso tecnológico. Una perspectiva que para Hitler puede ayudar a endurecer más aún su ideal de una Alemania guerrera, sacrificada y dominadora.

   Estados Unidos y Gran Bretaña, por su parte, necesitan mucho tiempo para armar y entrenar a sus divisiones a fin de mandarlas al frente con garantías de éxito y no verse sometidos a porcentajes insoportables de bajas (tipo Primera Guerra Mundial... o Frente Ruso). En cambio, los alemanes están armando ligeramente a españoles, marroquíes y egipcios, y enviándolos rápidamente al frente como carne de cañón. Un recurso del cual los angloamericanos no disponen...

  Eisenhower viaja a Washington a primeros de agosto de 1943 (sale de Marruecos el 7) para conferenciar de nuevo con las más altas autoridades políticas... pero antes se reunirá con el general Marshall, el máximo jefe militar norteamericano. El encuentro tiene lugar el 10 de agosto y a la larga se considerará decisivo. Ese mismo día el gobierno australiano decide retirar la última división de infantería que mantenía luchando en Próximo Oriente.

  Ambos militares norteamericanos, inteligentes y sensatos, cuentan los recursos de los que disponen. Saben que Roosevelt va a preguntarles si la guerra se puede ganar. Y cuándo se podrá ganar.











Los generales norteamericanos Eisenhower y Marshall

 
   Eisenhower piensa que la guerra podrá ganarse cuando los Estados Unidos pongan en juego todos sus recursos humanos e industriales. Y eso no será hasta el verano de 1944. A partir de ese momento sí se podrá ganar.

  Marshall piensa que para esa fecha los alemanes habrán movilizado mayores recursos todavía, mientras que los norteamericanos están limitados al número de ciento veinte divisiones (parte de las cuales tienen que luchar contra Japón).

  Salvo que estalle un enfrentamiento entre los rufianes que integran su banda (Petain contra Franco, Mussolini contra Hitler, los árabes contra los turcos…...), Hitler podrá poner en pie, en adelante, dos divisiones no alemanas por cada nueva división angloamericana. Las ciento veinte divisiones estadounidenses no estarán del todo equipadas, entrenadas y transportadas hasta finales de 1945...

  Y los rusos se están desangrando. A primeros de agosto de 1943 está claro que los alemanes van a conquistar todo el Cáucaso al término de su nueva gran ofensiva de verano, "Zitadelle". En el Cáucaso están siendo recibidos como libertadores por los pueblos turcomanos que lo habitan (¡más tropas para el Eje!). Hitler ahora tiene tanto petróleo como el que desee consumir (aunque le queda extraerlo, refinarlo, transportarlo y distribuirlo).  Y todos los obreros que quiera emplear. El general Marshall concluye amargamente que, en esas condiciones, los aliados no pueden ganar la guerra y así se lo explica al muy decepcionado Eisenhower.

  Para finales de 1943 podrán poner en contacto con el enemigo un máximo de cuarenta divisiones angloamericanas, más alguna pequeña cosa más (españoles o franceses libres, etíopes...). Y en cuanto a las tropas que han logrado el pequeño éxito de "Husky", las mejores divisiones y los mejores hombres tendrán que ser transferidos cuanto antes al Golfo Pérsico, para evitar que, una vez llegue el mal tiempo en Rusia, Rommel, reforzado, conquiste el puerto de Basora y liquide con ello la presencia aliada en Asia en conjunción con los japoneses. El frente de Marruecos pasará a estático, y los aliados adoptaran allí una actitud defensiva a la espera de tiempos mejores...

  Pero ambos generales comprenden que no pueden decirle eso a Roosevelt.

  Por un motivo en particular: Marshall y Eisenhower saben que el pueblo norteamericano desea por encima de todo la victoria sobre Japón. Y esa victoria sí es posible. Ahora bien: si Estados Unidos abandona a Rusia, entonces Stalin volverá a pactar con Hitler, ahora como vasallo, aceptando las condiciones que el Führer le imponga. Y entre esas condiciones estará que Alemania pueda usar las comunicaciones del Estado ruso que llegan hasta Vladivostok, en el Pacífico. Entonces Alemania podrá apoyar a Japón directamente y evitar su derrota.

  Por lo tanto, Estados Unidos y el Imperio Británico deben seguir luchando contra Alemania a fin de que los rusos no se rindan. No antes de que Japón sea totalmente derrotado. Que al final igualmente los soviéticos se pierdan, en el fondo no sería tan lamentable. Menos todavía después de las siniestras revelaciones de Katyn.

   Otra opción sería pactar con Alemania contra Japón. Hitler es capaz de traicionar a cualquiera (salvo quizá a Italia), nadie lo duda... pero un pacto estadounidense con Hitler supondría una indignidad política que Roosevelt jamás admitiría. O, por lo menos, no tan pronto. No antes de que la opinión pública se resigne a ello... Las encuestas de opinión pública que maneja Marshall dicen que, tras la derrota en Próximo Oriente (Jerusalén y Damasco), un 50 % de la población norteamericana es partidaria de firmar la paz con los alemanes. Era ya un 40 % tras el cierre del Mediterráneo y la invasión del Mar Negro por la flota del Eje.

  En cualquier caso, debe cesar la movilización de divisiones. Ciento veinte divisiones es el límite, y, de hecho, Marshall duda de que más de la mitad de éstas lleguen a combatir porque probablemente la guerra contra Alemania tendrá que acabar en el verano de 1944, antes de las elecciones presidenciales. Y para derrotar a Japón no van a necesitar tantas.

Ooo

  ¿En qué momento habrían visto los generales norteamericanos que la guerra no podía ganarse, que se eternizaría en el mejor de los casos, dada la situación presentada en esta historia alternativa?

  Sabemos, por testimonios ampliamente difundidos (aparece en las "Memorias" de Churchill), que en la realidad del verano de 1942, después de la caída de Tobruk, no faltaban autoridades norteamericanas que veían imposible de ganar la guerra contra Alemania (hay datos estadísticos de que en ese momento un tercio de los norteamericanos apoyaban buscar la paz con Hitler: sondeo de a mediados de 1942 por la Oficina de Información de Guerra, en "Se desataron todos los infiernos", de Max Hastings, capítulo 16 -USNA "State Department Survey" RG59). La gran victoria británica de El Alamein, conocida a primeros de noviembre en el mundo entero, afirmó la opinión contraria. El desastre alemán de Stalingrado, conocido en el mundo a primeros de febrero de 1943, ya convenció a todos.

  Si tras Tobruk, en la realidad, el 30 % de la opinión pública norteamericana favorecía firmar la paz con Hitler, en esta historia, tras el cierre del Mediterráneo, la invasión del Mar Negro y la adhesión a los designios del Eje de España, Egipto, Francia y Turquía (aunque los turcos se mantuviesen aún neutrales, y aunque los franceses solo declarasen la guerra a los rusos), sería inevitable que la opinión pública partidaria de la paz con Hitler se incrementase, por lo menos, hasta el 40 %.

  A partir de ese momento, el principal empeño de Roosevelt y Churchill sería dar confianza a los pueblos de sus respectivos países con el argumento de que los éxitos momentáneos del enemigo iban a ser contestados enérgicamente por la creciente fuerza ofensiva de los aliados. Los noticieros cinematográficos, la prensa y la radio informarían día a día del extraordinario incremento de la producción en la industria bélica y de que cientos de miles de jóvenes animosos, perfectamente pertrechados, se formaban como parte de un futuro gran ejército aliado ofensivo dispuesto a invadir Europa. Sin embargo, en esta historia se ha mencionado cuál era la limitación real de la movilización de tropas por parte de los Estados Unidos, y esta limitación exigía que los soviéticos siguieran luchando, pues en número de hombres, los del Eje superaban la capacidad conjunta tanto del gigante norteamericano como del gigantesco Imperio Británico. Eran gigantes en muchas cosas, sí... pero no en su capacidad para la lucha terrestre. Cien divisiones lograron reunir en 1945, en la realidad (poco más de la mitad de todas las que solo los alemanes contaban en el momento de invadir Rusia en 1941). Si para entonces, en esta historia, no ha habido grandes derrotas alemanas y los soviéticos se han rendido, los angloamericanos no tendrán ninguna posibilidad de victoria en Europa.

  En la realidad de 1942, para Churchill lo más importante en El Alamein era ganar una gran batalla, obtener una victoria clara, algo que se intentó y no se logró un año antes en la operación Crusader, que fue una victoria británica momentánea sobre Rommel (debida sobre todo a que la fuerza aeronaval británica logró cortar los suministros del Eje que llegaban por mar). En El Alamein sí fue una victoria inequívoca y de consecuencias de largo alcance (victoria en la que, por supuesto, la interceptación de los suministros del Eje que llegaban por mar desde Italia también jugó un papel fundamental).

  Acertada o equivocadamente, el mismo primer ministro británico había ayudado a crear la leyenda de Rommel, y aunque, en la realidad, esta leyenda dio buenos frutos a los británicos -ya que finalmente Rommel fue derrotado, primero en El Alamein y, después, definitivamente, en Túnez-, en esta historia alternativa, Rommel, ya dueño de Egipto, queda al mando de fuerzas mucho más poderosas y en una posición estratégica mucho más ventajosa, lo que incrementa el temor que producirá a los aliados. Rommel sería visto como invencible. Conquistador de Egipto, Conquistador de Jerusalén.

 Antes de eso, en esta historia alternativa, la conquista de las islas Canarias por los aliados a finales de 1942, aunque no supusiera un trofeo demasiado espectacular, sí alentaría en cierta medida a la opinión pública en el sentido de que tal vez la guerra sí podía ganarse. Mientras hubiera victorias, no habría que abandonar. Por eso, después del triunfo en las Canarias es preciso continuar atacando en algún punto donde la victoria sea posible. Recordemos que el "Torch" de la realidad se hizo contra el punto más vulnerable (la Francia neutral) a fin de que fuese posible una victoria a escaso coste para unas tropas inexpertas. A partir de ahí, muy poco a poco, y concentrando todos sus recursos, los angloamericanos fueron incrementando la presión... mientras los rusos lograban las victorias realmente importantes durante todo el año 1943 (Stalingrado, Kursk, reconquista de Ucrania...)

  Sin embargo, hacia el verano de 1943, en esta historia alternativa, ¿habrían dispuesto los aliados angloamericanos de recursos suficientes para obtener más victorias?, ¿y habrían dispuesto de recursos para defender Jerusalén y Damasco, con el Mediterráneo en poder del enemigo?

  Sabemos que los recursos que en la realidad se emplearon en la operación "Husky" (conquista de Sicilia en julio 1943) eran todo lo que tenían (no había más, de momento) porque en noviembre los aliados fueron incapaces de salvar a los británicos que ocuparon el Dodecaneso (más de cuatro mil soldados británicos fueron hechos prisioneros), ni mucho menos a los italianos que se rebelaron entonces contra los alemanes en otras islas griegas. El que los alemanes triunfaran en la reconquista de estas islas pese a la abrumadora supremacía aeronaval aliada, ya demuestra los límites del esfuerzo de quienes en julio habían ganado en Sicilia. Y, para muchos, el éxito en Sicilia se debió no tanto a la abrumadora superioridad del material aliado, sino a la falta de entusiasmo de los defensores italianos. En Salerno, ya en el continente europeo, en septiembre de 1943, los alemanes estuvieron a punto de rechazar hacia el mar a los angloamericanos, cosa que se impidió también gracias al poderoso fuego aeronaval aliado.  Y una vez más, lo más seguro es que, de todas maneras, sí hubieran podido conseguir rechazar a los aliados de haber contado con el apoyo de las tropas italianas.

  Y no hemos de olvidar que Sicilia, primero, y Salerno, después, eran los únicos frentes en los que luchaban los angloamericanos contra los alemanes. No tenían otro frente abierto, de modo que podían concentrar en estos (primero en Sicilia, después en Salerno) lo mejor que tenían (mejores tropas, potencia de fuego, fuerza aérea) y con ello incrementar sus posibilidades de éxito. Cuando se añadió un esfuerzo adicional simultáneo en el Dodecaneso, fracasaron. Ni soñar con desembarcos en Francia o Noruega en esa época...

  En total, a finales de 1943 los angloamericanos tenían apenas veinte divisiones en contacto con el enemigo alemán (solo seis estadounidenses). En esta historia habrían necesitado contar con el triple para cubrir los frentes de Marruecos, del Golfo Pérsico, de Sudán y del Mar Rojo. Sabemos que, en cierto modo, sí disponían de esas divisiones, que en su mayoría se estaban preparando entonces para la invasión del norte de Europa (Normandía, a primeros de junio de 1944)... pero de haber tenido que ponerlas todas en liza a la vez, no solo les habrían escaseado los recursos, de los que eran en extremo dependientes (mucho fuego de artillería, mucho apoyo aéreo), sino que también les habría escaseado el personal suficientemente adiestrado. Todos los especialistas aceptan que de haberse intentado el desembarco en Normandía en el verano de 1943 éste hubiera acabado en fracaso o desastre (sin embargo, la mera amenaza fue muy útil para los rusos, que pudieron así triunfar en su Guerra Patria debido a la inferioridad numérica del enemigo, que tenía que defender preventivamente Francia).

  En esta historia alternativa, pues, ya es conservador suponer que una operación como "“Husky"” (en Marruecos, y no en Sicilia) logra tener al menos un éxito parcial, pero la barrera geográfica de los montes Atlas habría sido inmediatamente aprovechada por los alemanes. Un ejército aliado de unas doce divisiones, aun contando con una gran superioridad aérea, nunca hubiera podido rebasar una defensa en las montañas de cinco divisiones alemanas, otras tantas españolas y quizá el doble número de marroquíes. Una comparación valiosa en este sentido sería considerar cómo en la batalla de Gazala de junio de 1942, en la realidad, a Rommel le bastaron tres divisiones alemanas, más los italianos, para derrotar al 8 ejército británico, con seis divisiones completas y gran número de unidades adicionales tipo brigada; y en esa época, los británicos no tenían más tropas en contacto con el enemigo que el 8 ejército (excepto en Asia ante los japoneses).

  También en la realidad, la línea "Gustav", casi formada solo por tropas alemanas (un máximo de veinte divisiones), mantuvo detenidos a los aliados entre Nápoles y Roma desde septiembre de 1943 a junio de 1944... en un momento en el que los angloamericanos no tenían más frente activo en Europa que éste y por lo tanto podían concentrar en él toda su fuerza. De ese modo, en la historia que estamos contando, la línea del Atlas es impensable que los aliados pudiesen superarla nunca, ya que los angloamericanos tienen que mantener al mismo tiempo otros dos frentes en la periferia del Mediterráneo. Y los alemanes pueden mantenerse en el Atlas con muchas menos tropas propias de las que necesitaron en Italia, pues a su lado lucharía la eficiente infantería marroquí y española (y puede incluso que el ejército colonial francés... que en la realidad estuvo del lado de los aliados).

  Las fuerzas aliadas enumeradas en este episodio de la historia son las que por esa época estaban disponibles para el combate, descontadas las que habrían sido necesarias en los frentes del Próximo Oriente y Sudán. Con el handicap añadido de que en la realidad no luchaban todas a la vez (muchas de las que lucharon en Túnez y El Alamein no lucharon en Italia... ni tampoco en otra parte) y que, además, no habrían contado con la experiencia ganada en combate en la campaña de Túnez (de noviembre 1942 a mayo 1943). El único triunfo americano con el que hubiesen podido contar en esta historia hubiera sido la conquista de las Canarias y de algunos enclaves de la costa africana al sur de Marruecos. Entonces se verá que el incremento de la fuerza aliada no puede alcanzar nunca el incremento de la fuerza del Eje. Y que de correr el riesgo y hacer un esfuerzo aún mayor los costes humanos habrían sido insoportables para una nación que iba a las elecciones presidenciales en noviembre de 1944.  

12 comentarios:

  1. Como voy capítulo a capítulo, no sé si tratas el Proyecto Manhatan
    Antes de proseguir, creo que subestimas la necesidad angloamericana de destruir Alemania: bueno o malo, no entro en ello, el nacionalsocialismo era una alternativa organizativa al liberalismo imperialista anglosajón. Así,debía ser destruído. Japón no suponía esta amenaza ni incluso la URSS de entonces. Prueba de que cualquier amenaza debe ser borrada es, p.ej. la de la antigua Yugoeslavia, o cuando cae la URSS, el previsto desmembramiento de lo que hoy es Rusia en 7 estados independientes, mapa que Madelaine Albraight tenía en su despacho, plan felizmente fracasado.
    Con éstos antecedentes, veo perfectamente posible caer una serie de bombas nucleares no sólo sobre Berlín (a esta ciudad iba destinada Little Boy, la suerte de Alemania es que perdieron la guerra antes), sino sobre París, Amberes, Roma... ¿lo dudas?
    Saludos

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    1. Un detalle que apoya esta hipótesis de la destrucción de todo régimen alternativa al imperialismo liberal anglosajón: el primer comité para estudiar la posibilidad de una bomba nuclear se forma en EEUU en noviembre de 1.939 y explícitamente para construir un artefacto para utilizarlo contra Alemania. Logrado por Einstein, por cierto, que sería un genio, pero era un impresentable que pensaba en carbonizar ciudades enteras (así lo describe en su carta a FDR)
      En noviembre de 1.939, repito
      Que cada cual saque sus conclusiones

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  2. Hola, Alf.

    Yo voy contestando poco a poco tus comentarios, que me interesan mucho pues me hacen reflexionar sobre diversos temas y así repaso el material que tengo a mano. Como corresponde a un episodio histórico tan complejo, siempre resulta que quedan "huecos".

    En efecto, la bomba atómica tiene un protagonismo importante en esta historia, como irás viendo. Precisamente, cuando leo sobre ese tema me interesan las expectativas de los aliados con respecto a esta "superarma". Por lo que llevo leído -te agradecería cualquier información complementaria- hasta el verano de 1944 no contaron con una expectativa realista de que la bomba sería completada y la fecha prevista resultaba ya ser el verano de 1945. Demasiado tarde como para influir en las elecciones de noviembre de 1944, que es el "deadline" de los aliados en esta historia alternativa. Y otra cuestión: ¿qué sabían los aliados sobre la investigación atómica alemana? De hecho, construir la bomba atómica en Estados Unidos era imprescindible porque existía el riesgo terrible de que el enemigo se adelantara con esta tecnología...

    Luego está el asunto de "Germany First": la necesidad estratégica de que los aliados dieran preferencia a la guerra contra Alemania. Esto parece que no era discutido, no tanto por cuestiones políticas, como señalas tú, sino por pura necesidad estratégica: era el enemigo más peligroso. El problema es que la opinión pública norteamericana estaba más motivada para vengar Pearl Harbour.

    Los capítulos finales de la historia contemplan sobre todo el dilema político de FDR a la hora de afrontar una guerra que no puede ganarse. Hasta cierto punto similar al dilema de Johnson con Vietnam en 1968. E incluso al debate en las elecciones de 1864, cuando el oponente de Lincoln decía que la matanza no iba a terminar nunca y había que negociar con la Confederación un fin honroso de la guerra civil.

    ¿Era el nazismo una alternativa política a la democracia anglosajona de 1940? Yo creo que por entonces poca gente lo veía así. Un nazismo victorioso sin duda habría inspirado a muchos, pero en mi opinión el modelo anglosajón democrático y pluralista estaba muy arraigado y ni siquiera una derrota militar lo hubiera erradicado como base del sistema social. Pero ese tema va a volver a salir en los últimos capítulos, cuando se aborde la salida a una guerra que, en el momento en el que el "Husky" alternativo se embarranca, algunos empezarán a temer que pueda eternizarse...

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    1. Me imaginaba que no habías dejado cabo suelto, jaja
      Volviendo a Speer (me he leído más libros, lo prometo, jj) deja claro que Alemania estaba muy muy lejos de conseguirla.
      Respecto a la opinión pública soy bastante escéptico: FDR ganó las elecciones predicando la paz y el aislacionismo mientras invertía en acciones de empresas de armamento financiado por los Roschild.
      Lo de"democracia anglosajona" eso, con comillas: el Imperio Británico eran 60 m con derecho a voto y 300 millones? de súbditos sometidos a la hambruna si era necesario (India 1943). Y los USA, el 30% de su población no eran ni ciudadanos: las leyes de segregación estaban vigentes en todo EEUU
      Cuando se habla de la victoria de la libertad y se observa a esos 2 y al amigo Iosef... y la gente se lo cree... Volvemos a lo de la opinión pública :)

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    2. Sabes imagino que el darwinismo racista nacionalsocialista es británico de origen, siendo Winston Churchill, un terrible imperialista racista que los historiadores de Asia consideran uno de los mayores genocidas de la Historia, uno de sus más acérrimos seguidores.

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  3. Siempre hay que ser realista a la hora de abordar las actitudes de autoridades y opinión pública durante la segunda guerra mundial. Las películas nos han malacostumbrado a ver esta guerra como un enfrentamiento entre "buenos" y "malos". Sin duda los nazis eran muy malos, pero incluso los aliados anglosajones cometieron abusos en una situación tan dramática (¡y tan prolongada en el tiempo!) como la guerra mundial. Es cierto que el darwinismo racista tiene su origen en Gran Bretaña... pero arraigó más en Alemania y aquí tienes el más claro ejemplo https://es.wikipedia.org/wiki/Houston_Stewart_Chamberlain

    Churchill, que hablaba y escribía mucho, ha sido acusado de antisemita, de simpatizante fascista, de fanático anticomunista y sobre todo de racista e imperialista. Hay un poco de todo eso, pero el hecho es que, de haberlo sido de verdad, hubiera estado encantado con pactar con Hitler en junio de 1940, cuando cayó Francia: hubiera podido apoderarse del imperio francés y dejar que Hitler arrasara el comunismo soviético. Los nazis no consideraban a los británicos sus enemigos (los consideraban "racialmente afines") y el imperio nazi estaría al Este de Europa, con lo que no entraba en conflicto con los intereses coloniales británicos. Para muchos fascistas ingleses, un acuerdo con Hitler habría sido ideal. Pero no había muchos fascistas británicos. Mosley y algún otro https://en.wikipedia.org/wiki/Cliveden_set

    Por otra parte, que los asiáticos consideren genocida a Churchill, supongo que es por la hambruna de Bengala https://es.wikipedia.org/wiki/Hambruna_en_Bengala_de_1943 Sin duda sobre él cae la mayor responsabilidad de esta catástrofe humanitaria que diríamos hoy, pero que en el contexto de la guerra apenas si mereció atención...

    Por otra parte, volviendo a la cuestión del racismo, en Estados Unidos, igualmente, estaban el KKK, los "Dixiecrats" y personajes dudosos como Charles Lindberg, pero en conjunto, me parece que los angloamericanos durante toda la guerra demostraron ser demócratas bastante coherentes. En la novela ucrónica "La conjura contra América", de Phillip Roth se hace un retrato de esa época, pero incluso en esa historia al final la resistencia civil democrática y liberal logra imponerse (aunque la parte "bélico-estratégica" de la historia no está conseguida). Por lo que llevo leído, creo que fue realmente así. Échale un vistazo, por ejemplo, a los documentales de Frank Capra "Why we fight" que están en youtube y que son muy reveladores. Aunque hay que reconocer que la mayoría de ellos fueron proyectados en los cines a partir de 1943, es decir, cuando la guerra ya se estaba ganando. De todas formas, es curioso, por ejemplo, cómo no se denuncia directamente la persecución a los judíos, sino que ésta se engloba en una "persecución contra la religión" (en realidad, los nazis no molestaron mucho a los católicos, y nada a los protestantes). Eso fue así porque la administración FDR temía que la gente no apoyaría la guerra si se pensaba que era "para salvar a los judíos". Así eran las cosas entonces.

    Sobre el proyecto atómico alemán, no sé si conoces esto https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Alsos Los americanos no averiguaron hasta finales de 1944 que los nazis estaban muy lejos de hallar la bomba. Eso hay que tenerlo en cuenta. Los nazis, por su parte, estaban todavía peor informados sobre el proyecto Manhattan, ya que su espionaje era muy deficiente. Los que sí sabían eran los rusos, y eso saldrá en esta historia también...

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    2. Un pequeño artículo muy acertado
      https://blogs.elconfidencial.com/mundo/cronicas-de-tinta-y-barro/2019-08-29/brexit-leyenda-negra-reino-unido_2183723/
      Hasta los norteamericanos tenían claro que Churchill era un imperialista y le veían fatal. Ahí están los testimonios de Marshall y Eisenhower, por citar a 2
      FDR no le tragaba. Pero le gustaba "tío Joe", así que su criterio no me parece relevante en cuanto a opinión (sí en cuanto la condena a los europeos a la ocupación soviética, claro)
      Lo que tienen los británicos es que su política exterior es coherente casi desde Guillermo el Conquistador: hacen la guerra a cualquier poder que se consolide al otro lado del Canal: desde la Francia continental del bajo medioevo, pasando por el Imperio Español del S. XV-XVI, contra el poderío naval Holandés, luego la Francia real, la republicana y la Imperial y más tarde la Alemania del I Reich y el III, independientemente de simpatías o ideologías
      El Imperio Francés o el Español eran imperios multinacionalidades que, desde luego, nada tenían que ver con la monarquía intransigente británica, racista y colonial
      Otro gallo nos hubiera cantado si hubiéramos aceptado a José I, lo tengo claro. Muy orgullosos estamos de una guerra que ganaron, en nuestro caso, las fuerzas de la oscuridad, la ignorancia y el atraso (Se me va la olla del tema, lo siento, jaja)
      Creo que el poder mediático, por objetivos que intentemos ser, siempre nos nubla la vista, aun sabiendo: ¿nos olvidamos de que la SGM fue para "salvar" Polonia?. País por otro lado con una dictadura militar férrea, antisemita (los guettos se los encontraron ya hechos los alemanes), con persecuciones étnicas sobre la minoría alemana (incontestable) y principal beneficiario después de Alemania del Pacto de Munich
      ¿Por qué los británicos no declararon la guerra a la URSS en 1940 al invadir Finlandia, o mismamente, la misma Polonia por el pacto Molotov-Ribentropp?. Porque la URSS no estaba al otro lado del Canal
      Cuando en 1945 se empieza a ver que la URSS se va a convertir en un poder hegemónico peligroso en Europa Continental se plantea la guerra, coherente con lo que he escrito anteriormente.
      ¿Por qué el Imperio Británico no declara la guerra a la URSS?. Porque no puede. Sabes que había hasta un plan para ello.
      ¿Había motivos?: como se ve en la guerra civil griega, donde los británicos aplastan a las guerrillas comunistas con los ejércitos soviéticos mirando desde las fronteras, Stalin cumplió sus pactos y sus zonas asignadas
      Casi te escribo un libro...
      En resumen, que no hablamos de un Reino Unido pequeñito y democrático, como nos lo pintan, frente a unos alemanes malos y perversos. Hablamos de un Imperio Británico, mundial, con pueblos sometidos a explotación a todo lo largo del planeta bajo la bota de una pretendida superioridad racial. Como, por cierto, decía el mismo Chruchill:
      "Odio a los indios. Son un pueblo repugnante con una religión repugnante", palabras de Winston cuando le contaban que, de hambre, le relatan cómo la gente se comía los vómitos.
      Las guerras son de malos contra peores

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    3. Otra visión popular: los japoneses atacan e invaden los países del Océano Pacífico
      ¿Qué países?. Todo eran colonias de Europa y EEUU. La invasión de China había comenzado simplemente porque Japón quería lo mismo que las naciones europeas tenían ya en China
      ¿Nos olvidamos que las guerras del opio son emprendidas por el Imperio Británico para seguir siendo el narcotraficante de China?
      Me encanta tu blog por un motivo: son hechos objetivos. Las pretendidas razones morales o éticas (siempre del vencedor a posteriori)las dejas a un lado

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    4. Te incluyo este link de la wiki, por si no conocías este evento https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_de_la_Gran_Asia_Oriental

      A mi modo de ver, el comportamiento de los japoneses con otras naciones asiáticas fue peor que el de los colonialistas europeos (y eso ya habría empezado antes de la II WW, en Corea y en Formosa, por ejemplo). Y sin embargo hubieran tenido fácil liderar a los asiáticos, tal como se planteaba en la conferencia de 1943. El elemento racista y supremacista japonés es, sorprendentemente, equiparable o aún superior al de los imperialistas. Y según muchos, aún persiste (te recomiendo la novelita "Estupor y temblores" de Amelie Nothomp, por si no la conoces, que es muy entretenida y reveladora).

      Por supuesto, la inmoralidad del imperialismo europeo y de las guerras del opio está fuera de toda duda, pero también es cierto que permitieron hacer grandes avances a las minorías ilustradas de las naciones asiáticas.

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    5. Totalmente de acuerdo: el comportamiento japonés fue peor que el de los alemanes.
      Otro dato que apoya el punto de vista de la necesidad de destruir el nacionalsocialismo como rival al liberalismo imperial anglosajón: con Japón no hubo demasiados problemas de juicios por crímenes de guerra y ni siquiera se destruyó el régimen imperial, con el mito de Hiro Hito de que era pacifista, cuando en la actualidad sabemos claramente que no lo era

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  4. Por cierto, gracias por permitirme escribir en tu blog y por contestarme, que aún no te las había dado, aunque sí por tu mismo blog, que me está dando largas horas de entretenimiento

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