Este espacio presenta, en forma de blog, una historia alternativa acerca de la segunda guerra mundial en la cual las fuerzas militares lideradas por Hitler logran hacerse con el triunfo, imponiendo un régimen de terror y crimen a la mayor parte del planeta. Se han escrito muchas historias parecidas, pero la que se presenta aquí es diferente por poseer una mayor verosimilitud y porque tiene por objeto cuestionar el uso indebido de las interpretaciones deterministas de la historia.
determinismo
El determinismo pretende mostrar que los sucesos históricos a gran escala no pueden salirse de un curso específico que apunta en un sentido igualmente específico: el Imperio Romano había de disolverse, la sociedad industrial había de nacer en Inglaterra, el Imperio Chino había de anquilosarse. Estos hechos obedecen a causas, e investigar estas causas necesarias podría incluso proporcionarnos enseñanzas prácticas a la hora de afrontar un futuro que se regirá igualmente por causas necesarias. Aquí no se pretende negar cierto determinismo. Muy al contrario, la doctrina nazi estaba condenada, como el comunismo soviético, a acabar siendo barrida del curso histórico (aunque recordemos que la debacle del comunismo soviético al final del siglo XX no fue prevista por nadie) y todo parece indicar que sí existe un curso de desarrollo histórico que apunta a la instauración gradual de mayores controles de la violencia social que permitan una cooperación humana más eficiente para el beneficio del mayor número posible de individuos. Evidentemente, la ideología nazi cumplía estos requisitos todavía menos que el marxismo soviético ya que, al basarse en una doctrina racial, la mayor parte de la humanidad habría debido de verse necesariamente perjudicada por el dominio de la supuesta raza superior. Pero donde el determinismo histórico sí se equivoca lastimosamente es en el tratamiento mítico dado a la Segunda Guerra Mundial con posterioridad a 1945. No solo en obras de ficción escritas o audiovisuales, sino también en libros de historia, se nos muestra el resultado final de la guerra –la dramática derrota de Hitler y sus aliados japoneses- como una especie de western, donde los buenos derrotan a los malos gracias a su habilidad con las armas. Es como si pretendiesen tranquilizarnos demostrándonos que los malvados, por serlo tanto, están incapacitados para ganar las guerras. Se nos pretende convencer de esto arguyendo complicados razonamientos sobre economía, política u organización administrativa. Esto es absurdo. Hitler pudo ganar. Pudo ganar incluso cuando ya estaba en guerra, a la vez, contra la Unión Soviética, los Estados Unidos y el Imperio Británico, y, de hecho, es sorprendente que no ganara. Una sociedad totalitaria y militarista como la de la Alemania nazi poseía los medios suficientes para alcanzar ese triunfo y, si no fue así, se debió única y exclusivamente a la pura casualidad de que un solo hombre no tomó en un determinado momento una sola y lógica decisión; esta decisión habría sido de tipo meramente militar, estratégico, en absoluto afectada por la ideología ni por las condiciones económicas y sociales. El nazismo, por supuesto, hubiera acabado fracasando, pero no tal como sucedió en realidad, al cabo de una especie de gran espectáculo bélico en el cual los justos vencieron a los malvados. El bien se impone al mal, sí, muy probablemente, pero la guerra es un terreno para el cual el mal, a veces, está mejor cualificado. Es un hecho que, de todas formas, fue la Unión Soviética, un régimen tan totalitario y casi tan maligno como el III Reich, quien acabó derrotando a la Alemania nazi (y aquí no es el lugar para discutir si hubieran podido hacerlo sin ayuda). El relato que extensamente se presenta en este espacio comienza, pues, con la toma por Hitler de una sola decisión concerniente a una determinada iniciativa estratégica de tipo militar (esencialmente, cerrar el Mediterráneo con el fin de que la flota italiana entre en el Mar Negro). Es conveniente seguir el relato desde el principio con ayuda del Índice, y para su comprensión más exacta es preciso informarse lo mejor posible acerca de los sucesos de la historia militar de la guerra. Se acompañan los episodios de una Cronología, donde se diferencia lo real de lo ficticio, y se aportan algunos links útiles (la Wikipedia es muy completa y contiene pocos errores). La historia militar abarca cuestiones sociales, políticas y económicas (incluso geográficas), así que puede resultar también instructivo en muchos otros aspectos. Cuenta, asimismo, con un componente lúdico… y este mismo componente lúdico conlleva las correspondientes implicaciones psicológicas y sociales.
martes, 6 de mayo de 2014
18. Rommel invade Asia
Con el deshielo, finaliza gradualmente la campaña rusa del invierno 1942-1943. Dos meses después de que el mariscal von Manstein haya logrado romper el cerco al que ha sido sometido el 6 Armee en Stalingrado, este último, gracias al reabastecimiento, vuelve a ser una formidable fuerza de combate, y han llegado más tropas y más tanques para cubrir las pérdidas alemanas mientras que los soviéticos han agotado su fuerza ofensiva. Los restos del 62 ejército soviético han cruzado el Volga todavía helado a finales de febrero de 1943, abandonando las ruinas donde resistían. Los alemanes ocupan lo que queda de la ciudad a orillas del gran río y los rusos se resguardan al otro lado de éste. Toda la ciudad de Stalingrado (incluyendo las grandes fábricas) queda en poder de los invasores.
El reposo de la primavera permite que la Wehrmacht se reorganice para la campaña de verano. Las fábricas de Alemania, aunque comienzan a estar sometidas a una terrible e inesperada presión por parte de los enjambres de cuatrimotores de bombardeo aéreo aliados, siguen produciendo tanques y cañones destinados al combate decisivo de la segunda guerra mundial: la guerra nazi contra el comunismo soviético. Las divisiones Panzer del Frente del Este son reequipadas con nuevas unidades, y las divisiones motorizadas reciben ahora el nombre de divisiones "Panzergranadier". Durante la primavera se crean dos divisiones Panzer completamente nuevas, las 28 y 29, pero éstas son enviadas a los frentes periféricos de África y no a Rusia. Más adelante se creará la división Panzer número 30 que en el verano de 1943 se destinará a la defensa de la costa norte de Francia, la zona del canal. Sin embargo, aunque los frentes periféricos exigen el envío sobre todo de nuevas unidades móviles alemanas, la fuerza de las divisiones del frente ruso también sigue incrementándose, tanto por el reequipamiento como con la formación de nuevas unidades no alemanas.
En el otro bando, el relativo fracaso de la contraofensiva soviética de invierno anima a más ex ciudadanos soviéticos a renegar y unirse a las fuerzas invasoras como auxiliares. Entre los ex ciudadanos soviéticos de origen musulmán o báltico, los renegados aumentan de forma espectacular. Por otra parte, la actividad partisana en la zona eslava ocupada no decrece de forma significativa, pero los alemanes, para evitar los daños en sus transportes terrestres dentro de Rusia, desvían todos los suministros que pueden a los puertos del Mar Negro, donde el único peligro son las incursiones esporádicas de la aviación soviética.
Tampoco es que el desánimo haya cundido entre los rusos y que su asombrosa capacidad industrial se vea mermada. Al fin y al cabo, la campaña de invierno desatada por el Ejército Rojo sobre todo a partir del 19 de noviembre de 1942 (Operación "Urano"), ha recuperado algunos territorios (las tierras del Don, el interior del Cáucaso), destruido centenares de tanques alemanes y durante un mes completo cercado a todo un ejército alemán en Stalingrado, y dos ejércitos rumanos y uno italiano han sido desbaratados (aunque durante la primavera lograrán reconstituirse). La propaganda soviética explota estos hechos y encubre otros (la ciudad de Stalingrado, totalmente arruinada, quedó en manos del enemigo, interrumpiéndose la navegación del Volga), de modo que, aunque Stalin y sus generales comienzan a inquietarse por la falta de avances decisivos y el gravísimo desgaste, la moral del pueblo soviético no se ha visto afectada de forma irreversible.
Es conforme a los planes de Hitler el que ya en marzo lleguen noticias de nuevos intentos rusos de negociación. Hitler anima a que se abran los canales disponibles de diálogo, sobre todo en Suecia (por supuesto, todo esto es en el mayor secreto). Le favorece esta perspectiva, pues significa que los rusos no atacarán durante la primavera en la esperanza de una salida negociada (Stalin probablemente espera conseguir un trato no mucho peor que el de Brest-Littovsk que Lenin aceptó en 1918).
En verde, los territorios que Lenin cedió a Alemania para poner fin a la participación rusa en la primera guerra mundial, según el tratado de Brest-Litovsk, firmado el 3 de marzo de 1918. Se incluye toda Ucrania y el Báltico.
Además, interesa a los nazis que los angloamericanos conozcan la capacidad de los rusos para la traición, y el pronunciado descenso de la violencia en los combates durante este periodo levantará sospechas a este respecto (aparte de las filtraciones intencionadas por parte de la inteligencia nazi). Hitler sabe que Stalin, por su parte, es el que considera traidores a los angloamericanos, pues sus campañas de finales de 1942 han resultado insignificantes a la hora de aliviar la presión que sufre el Ejército Rojo.
El nivel de bajas alemanas irrecuperables desciende, durante los meses de marzo, abril, mayo y junio de 1943, a una cifra en torno a los veinte mil mensuales. Eso permite incrementar el número de la tropa, pues cada mes unos cincuenta mil jóvenes alemanes cumplen dieciocho años, quedando disponibles para incorporarse a las fuerzas armadas (los soviéticos, por su parte, disponen de un poco más del doble de esto, debido a que su población de jóvenes en edad militar es proporcionalmente mayor... pero sus pérdidas mensuales son mucho peores, del orden de doscientas mil bajas irrecuperables al mes incluso en los meses más tranquilos; cuentan sin embargo con grandes reservas de hombres de mayor edad empleados en la industria y el campo). A estos nuevos reclutas alemanes se añaden los contingentes no alemanes, siempre en aumento mientras no falten victorias de los ejércitos del Eje.
El 6 de marzo de 1943 Hitler recibe una magnífica noticia: la rendición de los últimos doce mil defensores británicos de la fortaleza de Gibraltar, después de pasar nueve meses malviviendo como ratas dentro de sus cuevas y túneles mientras los artilleros y aviadores alemanes y españoles se entretenían haciendo prácticas de tiro rutinarias sobre cualquier rasgo sospechoso de la superficie de la roca.
Gibraltar durante la segunda guerra mundial
Y a primeros de abril de 1943, Hitler recibe otra buena noticia más: se confirma que las fosas descubiertas en Katyn (Rusia ocupada) revelan una atroz matanza de oficiales del ejército polaco que fueron hechos prisioneros por los soviéticos en 1939 y asesinados un año más tarde. Este descubrimiento será difundido de forma tal que deja pocas dudas de lo realmente acontecido.
Los alemanes dan a conocer al mundo entero el hallazgo de los restos de la matanza de oficiales polacos prisioneros por los soviéticos en Katyn
La opinión pública británica y norteamericana (donde hay fuertes minorías polacas) no dejará de darse cuenta de al lado de qué clase de aliados están luchando. Después de que a partir de noviembre y diciembre de 1942 los aliados hayan hecho públicas terribles informaciones sobre las matanzas de judíos las novedades de Katyn son muy convenientes como compensación.
Ahora, Hitler tiene que planificar la gran campaña de verano de 1943. Es posible, de nuevo, que la guerra acabe para Navidad, pero uno ya no puede fiarse de tales estimaciones y por eso tampoco son convenientes en la propaganda. En lugar de ello se establecen planes estratégicos a largo plazo, lo cual exige una cuidadosa planificación industrial para satisfacer las exigencias de material. A Hitler esto no le disgusta demasiado: una guerra un poco más larga permitirá que el nazismo imponga a toda la población alemana una cultura guerrera y consolidará el poder del partido tanto en la sociedad civil como en el Ejército.
La principal deficiencia del aparato bélico del Eje es la fuerza aérea: la campaña de bombardeos aliados demuestra que la Luftwaffe ha perdido mucho terreno, y aunque éste puede recuperarse, eso no podrá ser ya en 1943. Los planes de relanzamiento de la industria aeronáutica del Eje (que incluye también a Francia, no solo a Italia) no darán fruto por lo menos hasta el verano de 1944, ya que será entonces cuando entren en juego los nuevos recursos económicos conquistados en el verano de 1942: el carbón, el petróleo y el trigo del Mar Negro, la deslocalización de fábricas en la zona del Mediterráneo para evitar los efectos de los bombardeos, las mejoras en la producción de alimentos y, sobre todo, la abundancia de mano de obra gracias a la incorporación de los pueblos mediterráneos (y a una cada vez mayor docilidad de los hombres y mujeres del Este de Europa).
Eso asegura la victoria, cuando menos, para el año crítico de 1944, el año en cuyo mes de noviembre tienen que realizarse, sin aplazamiento posible, las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Lo prudente, pues, es hacer planes tanto para la victoria a finales de 1943 como para el año siguiente... incluso para más tarde. No faltan oficiales de Estado Mayor para trazar planes...
De momento, dada la escasez de fuerzas aéreas del Eje en comparación con el potencial aliado, la única forma de desencadenar ofensivas terrestres exitosas es que la concentración de poder aéreo del Eje siga realizándose en forma sucesiva, de uno a otro frente. Y que se acepte la vulnerabilidad de las ciudades alemanes a los bombardeos aéreos enemigos por falta de una defensa de caza adecuada...
El primero de todos en atacar tiene que ser Rommel. El mariscal de Egipto va a cumplir ya un año en el Delta, mucho más tiempo del que esperaba permanecer allí cuando conquistó el territorio en junio de 1942. No tuvo demasiadas dificultades en rechazar la atrevida ofensiva del 8 ejército británico en Suez en octubre y noviembre, pero ahora se trata de que sea él el que cruce el canal e invada Asia. Por eso, a partir de abril comienza a recibir refuerzos aéreos, más tanques y algunos soldados especialistas. La nueva división Panzer, la 29, no está destinada, sin embargo, a la conquista de Próximo Oriente, sino que se la asigna al gran ejército italiano-egipcio que ha de conquistar el Sudan y alcanzar las posesiones italianas perdidas en 1941. Está claro para los italianos que, de momento, necesitan una división Panzer de refuerzo para formar la punta de lanza de su progresión hacia el sur que trata de recuperar su Imperio en África Oriental. El no disponer de ella les supuso la derrota al producirse la contraofensiva aliada del Ejército del Sudán, en octubre pasado.
Rommel, en su PanzerArmeeAfrika, cuenta con las mismas divisiones que tenía en junio del año anterior: las divisiones Panzer 15, 21, 22 y 23, más cuatro divisiones Panzergranadier alemanas, que son las antiguas 90, 28 y 164, más la nueva 334, con sus pequeñas dotaciones de blindados (muchos de ellos tanques enemigos capturados), a las que se añade un batallón especial de tanques pesados "Tigre", el SPA 504. Dadas las características de la guerra que va a hacerse en Asia es preciso que todas las divisiones alemanas sean de ese tipo, lo cual supone otra exigencia especial de aprovisionarse de un valioso material que aún es escaso. El PAA no cuenta ya con soldados italianos, sino que ha sustituido la infantería italiana por infantería egipcia (y estos cuentan con mucho menos vehículos, por supuesto). Para el momento de la ofensiva, el día 4 de junio de 1943, los alemanes habrán estado entrenando a los soldados egipcios a lo largo de un año completo. Y estos reclutas arden en deseos de liberar a sus hermanos árabes de Palestina, conquistar Jerusalén y Damasco (¡y La Meca!), así como colaborar con los nazis en el exterminio de los detestados colonos judíos de Palestina.
El prestigio de Rommel infunde por sí mismo gran temor a los aliados
Tras cuidadoso examen, Rommel elige a tres divisiones egipcias de infantería para la ofensiva. No necesita más. Todas las demás divisiones egipcias quedarán para la defensa de la costa del Mar Rojo (para el dudoso caso de un ataque anfibio británico en esa zona) o se unirán a los italianos en su marcha Nilo arriba. Rommel es un magnífico formador de hombres y entre estos pequeños árabes sabe también encontrar al buen soldado, suboficial y jefe, una libertad que nunca tuvo con los italianos. Es Rommel el que decide, por ejemplo, que el joven oficial Nasser, de apenas 25 años de edad, sea puesto al mando de un regimiento. Tales ascensos de jóvenes oficiales son promovidos a discreción por los alemanes que supervisan las nuevas unidades egipcias.
A las cuatro divisiones Panzer alemanas, las cuatro Panzergranadier y las muy seleccionadas tres divisiones egipcias, en la ofensiva se le sumará a Rommel el cuerpo anfibio germano-italiano (dos divisiones italianas y una alemana), victorioso del Mar Negro y de Stalingrado, y una división completa de paracaidistas. Pero, sobre todo, se le sumará una reforzada flota aérea de la Luftwaffe y toda la fuerza naval italiana con algunos buques alemanes. El factor naval será también muy importante desde el punto de vista logístico: Rommel va a ser abastecido en su avance a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo por más de un centenar de Motozattere italianas, capaces cada una de transportar entre cincuenta y cien toneladas de material hasta la misma playa. En tierra, cuenta con un gran número de camiones alemanes e italianos, más cientos de camiones británicos capturados de la campaña del año anterior. Para la ruptura del frente, el paso inicial del canal, Rommel también utilizará muchas piezas de artillería italianas de gran calibre.
Toda la gran operación de cruce del canal e invasión de Asia se verá precedida por otra ofensiva parcial en el Mediterráneo Oriental. Será a primeros de marzo de 1943 cuando Hitler de su aprobación a este plan adicional del general Jodl para favorecer la victoria de Rommel. El plan consiste en hacer uso del cuerpo anfibio germano-italiano para tomar la isla de Chipre. Dada la proximidad de la gran isla a la costa siria, con su conquista se creará una nueva amenaza contra las posiciones aliadas en Próximo Oriente. Además, tendrá el gran valor político de afianzar el interés turco en unirse a Alemania, pues Hitler puede fácilmente entregar la isla a los turcos una vez estos se adhieran al Eje.
La operación no parece difícil. Desde luego, será mucho más fácil que la trágica conquista de Creta en mayo de 1941. A mediados de abril de 1943, la Luftwaffe ya se ha instalado en los aeródromos de Rodas y Escarpantos, y el cuerpo anfibio (que ha tenido dos meses para reponerse de su participación en la lucha en torno a Stalingrado) se ha trasladado del Mar Negro al Egeo. La Royal Navy carece de medios para interceptar el asalto, la RAF puede hacer más, pero no lo suficiente.
El 25 de abril de 1943, la flota germano-italiana desencadena un diluvio de fuego sobre las apacibles costas del oeste de Chipre, mientras la Luftwaffe bombardea los aeródromos y un millar de paracaidistas alemanes e italianos contribuyen a sembrar el caos entre los defensores, en su mayoría integrantes de la décima división india (una fuerza, por tanto, más débil que la que defendía Creta en mayo de 1941); en esta ocasión, los paracaidistas usan una táctica diferente a la de Creta: caen de noche con la función primordial no tanto de ejecutar una acción de conquista -más bien a cargo de las tropas anfibias- sino para crear confusión en la retaguardia del enemigo y tomar algunos puntos estratégicos; con ello logran minimizar las pérdidas. Al cabo de tres días, el general en jefe aliado en Próximo Oriente, el británico Alexander, ordena el repliegue y los alemanes se adueñan de la isla sin haber sufrido más que unos pocas decenas de muertos y la pérdida de unos cincuenta aviones. Inmediatamente, los alemanes hacen ver que son los amigos de la minoría turca, los enemigos de los grecochipriotas y los exterminadores de la pequeña colonia judía. La isla es guarnecida con algunas tropas alemanas, pero sobre todo con italianos, mientras los soldados combatientes victoriosos se preparan para su siguiente campaña, cuyo objetivo nadie duda que serán ya las tierras de Próximo Oriente.
Con una amenaza tan próxima en Chipre, Alexander tiene que reforzar el 9 ejército que defiende las costas de Palestina y Siria. Y ya nadie duda de que Turquía entrará en la guerra, solo cabe preguntarse si lo harán antes, después o al mismo tiempo que Rommel ataque desde Egipto. El presidente turco, de momento, sigue haciendo gestiones para una paz negociada que excluya a los soviéticos: él sigue sin querer combatir a los ingleses ni a los norteamericanos
Durante todo el mes de mayo, protegidos por la aviación germano-italiana, van llegando a los puertos de Egipto, sobre todo al gran puerto de Alejandría, los recursos necesarios para la gran ofensiva a través del canal. Sin olvidar tampoco el detalle de que cada barco que retorna a Europa no va de vacío: transporta miles de pobres trabajadores egipcios a los que se ofrece empleo en la Europa nazi.
También los italianos se preparan para su propia ofensiva Nilo arriba. Han situado la élite de su aviación con ellos y cuentan con la 29 división Panzer para abrirles camino.
En el otro bando, el general Alexander apremia a Londres ante la catástrofe que se le viene encima: mientras Churchill y Roosevelt planean "Husky", la gran operación ofensiva contra Marruecos, no se está dando la importancia debida a la amenaza de Rommel.
Lo que Alexander no sabe es que, tras la caída de Gibraltar en marzo, y de Chipre en abril, ni siquiera Churchill considera viable la defensa de Palestina y Siria. Los aliados no tienen, de momento, recursos suficientes para mantener tres frentes tan distantes (Marruecos, Próximo Oriente y Sudán, sin contar la guerra contra Japón).
Con el incremento de la fuerza aeronaval del Eje en la zona de Suez y Hurghada, el abastecimiento del 8 ejército del general Montgomery por el puerto de Aquaba, en el Mar Rojo, es ya imposible debido a su vulnerabilidad a los ataques aéreos y las minas (más las acciones de pequeñas unidades navales del Eje procedentes de Suez y Hurghada), lo que lo hace depender de las largas vías procedentes del lejano Golfo Pérsico. Churchill admite ahora lo que no admitió un año atrás, cuando el predecesor de Alexander, el general Auchinleck, sugirió que el 8 ejército se retirara a Egipto tras destruir el puerto de Tobruk: el equivalente a hacer lo mismo ahora sería abandonar Jerusalén y Damasco, y fortificarse en Irak y el Golfo Pérsico. Allí, contando con puertos conectados con el Océano Índico, sí se podría crear una buena defensa, al tiempo que retener los campos petrolíferos y, lo más importante de todo, mantener las vías de suministros a los rusos. Así pues, se impone para los aliados un plan de contingencia muy previsible que no sería otra cosa que una "retirada estratégica". Solo puede salvarse el Mediterráneo oriental si Rommel es detenido al cruzar el canal de Suez, de lo contrario, el dominio marítimo del Eje hará imparable su avance por la costa.
Atacar, por supuesto, hay que atacar en alguna parte, pero los jefes aliados estiman que solo en Marruecos se dan las condiciones adecuadas por las relativas facilidades logísticas que ofrecen las posiciones aliadas en el Atlántico.
Aunque no se le comunica a Alexander, la decisión de los estrategas angloamericanos ha sido tomada a primeros de mayo de 1943 (mientras les cae encima la catástrofe política del descubrimiento de las fosas de Katyn): los ejércitos británicos 8 y 9 en Palestina y Siria deben causar al enemigo el mayor daño posible y retirarse en orden en cuanto se detecte un riesgo claro de ser copados. No hay que dar el todo por el todo en el Mediterráneo oriental: lo que hay que hacer es acumular recursos en el Golfo Pérsico, ya que, aparentemente, el tiempo favorece a los aliados, dado el constante incremento de su industria militar, tal como parece demostrar el éxito de la gran ofensiva de bombardeo aéreo sobre Alemania, en el curso de la cual los daños a las ciudades alemanas son cada vez mayores.
En total, Alexander tiene a sus órdenes cuatro ejércitos aliados:
El más importante de todos es el 8 ejército británico, al mando del concienzudo general Montgomery. Es la tropa escogida. Cuenta con tres divisiones blindadas, las mismas que hicieron la ofensiva de Suez en octubre y noviembre pasados: las 8 y 10 divisiones blindadas británicas y la 2 blindada norteamericana, todas armadas con modernos tanques norteamericanos "Sherman". Cuenta también con cinco divisiones de infantería, todas valiosas: los escoceses de la 51 división, la 44 Home Counties, la 9 australiana, la veterana 4 división anglo-india y la única aportación reciente: la 1 división británica aerotransportada. Tienen más tanques y cañones que los alemanes, pero ya no la supremacía aérea, dado el incremento apabullante de la Luftwaffe en los aeródromos del Delta en las últimas semanas de mayo. Los británicos han construido fortificaciones y defensas de todo tipo pero saben que se enfrentan a Rommel y, además, a un peligro adicional: el que el cuerpo anfibio desembarque a su espalda, en la zona de Palestina, quizá entre Gaza y Haifa. ¿O tal vez en Siria, desde Chipre? Y siempre queda la amenaza turca en la frontera siria...
Para prevenir la amenaza en la costa y el norte en la medida de lo posible se encuentra desplegado en las costas de Palestina y Siria el ejército 9 británico, al mando del general Wilson. Pero esta fuerza se enfrenta a tantas amenazas que, aunque su contingente ha sido reforzado en las últimas semanas, sus posibilidades no son grandes. Sobre todo por la inexperiencia de muchas unidades y porque el mejor material se le ha asignado al 8 ejército de Montgomery. En total, el general Wilson cuenta con siete divisiones para el 9 ejército británico: dos divisiones canadienses inexpertas (la 1 de infantería y la 1 brigada blindada, expandida a nivel de división por las circunstancias de urgencia) en la frontera turca para caso de que los taimados turcos, que no cesan de armarse y prepararse, acaben lanzándose al encuentro de Rommel desde la frontera siria, o para caso de que el cuerpo anfibio desembarque en la costa siria desde Chipre; dos divisiones polacas, los supervivientes de los campos siberianos de Stalin, que odian tanto a los nazis como a los aliados rusos (una división de infantería polaca se ha situado junto a los canadienses en la frontera sirio-turca y la división blindada polaca, que cuenta con bastante personal británico, está situada en Palestina, cerca de la costa: en caso de desembarco enemigo tendrán que abalanzarse sobre la cabeza de playa); la mejor división aliada de todas en este ejército, la neozelandesa, que defiende el puerto de Haifa; la 6 división india, que defiende Gaza (es la retaguardia del 8 ejército británico), y, finalmente, la división israelí (cuya formación se decidió una vez que ha quedado claro que de los árabes de Próximo Oriente los británicos ya no pueden esperar nada), que defiende Jerusalén y ejerce una dura vigilancia y acción antipartisana contra los numerosos simpatizantes de los nazis entre los árabes. Los británicos saben que los del Eje cuentan con más de cincuenta buques artillados para apoyar cualquier operación costera y un centenar de buques de desembarco que pueden aprovisionar a las fuerzas del Eje directamente en las playas. Por tanto, si los alemanes cruzan el canal, será poco lo que pueda hacerse.
Más al este, el 10 ejército británico, al mando del general Quinan, defiende Persia: los alemanes están muy cerca, en el Cáucaso, y los turcos están al otro lado de las montañas. Pero las fuerzas de Quinan son escasas: la 56 británica de infantería, otra división polaca de infantería muy pobremente equipada y las divisiones 8 y 10 indias de infantería (la 10, evacuada recientemente de Chipre, está escasa de material y desorganizada) más la 31 blindada india. Sus equipos son los peores de todos. En realidad, si son atacados por un contingente fuerte y decidido, aunque sea turco, se hundirían. Y los persas tampoco simpatizan con los aliados mucho más que los árabes.
La última pieza del complejo defensivo de Alexander es el Ejército del Sudán que manda el general Godwin-Austen. Son las mismas divisiones que atacaron en octubre de 1942 (la 5 división británica, la 3 americana, la 1 sudafricana, la 5 india, más dos divisiones africanas), pero a ellos se han sumado una división británica adicional (la 1 británica de infantería, llegada en el mes de marzo de 1943) y dos divisiones del ejército etíope, armado y entrenado por los aliados (se espera disponer de más divisiones etíopes en el futuro próximo: los aliados quieren utilizar a los etíopes como los alemanes hacen con los egipcios). Godwin-Austen ahora se enfrenta a un Panzerkorps alemán (formado por la 29 Panzer, más la división blindada Ariete italiana y una división egipcia motorizada), una docena de divisiones italianas y tres o cuatro egipcias Una superioridad numérica abrumadora.
Pero a pesar de los ruegos de Alexander, los angloamericanos concentrarán una fuerza mayor en la operación ofensiva "Husky", que por motivos logísticos no se podrá ejecutar hasta julio de 1943, es decir, varias semanas después de que Rommel, previsiblemente, haga su ofensiva.
Para la operación ofensiva "Husky", los aliados concentrarán seis divisiones norteamericanas formando el 7 ejército. De estas seis divisiones, cuatro habrían tomado parte en Torch (la 1 blindada y las 1, 9 y 34 de infantería) y a ellas se habrían añadido otras dos: la 82 aerotransportada y la 45 de infantería; los británicos del 1 ejército harán uso de las divisiones 6 blindada, y las 4, 46 y 78 de infantería; a estas se sumarían las divisiones de infantería portuguesa, española y francesa. La portuguesa está formada en un tercio por portugueses de Ultramar (la mayoría africanos) y en otro tercio por voluntarios brasileños, y aparte ha tenido que ser completada con un regimiento norteamericano; la española, formada en dos tercios por exiliados antifranquistas procedentes de América latina y el tercio restante con renegados del ejército franquista que fueron hechos prisioneros durante la conquista de las islas Canarias, más un pequeño contingente de nuevos reclutas isleños y algunos voluntarios hispanoamericanos; la francesa es un poco más pequeña -diez mil hombres- y está formada en un tercio por franceses antifascistas y en los dos tercios restantes por tropas coloniales (senegaleses y otros voluntarios procedentes de diversos países de África negra).
En total, para Husky los angloamericanos concentran trece divisiones para enfrentarse a las nueve del Ejército de Marruecos que defiende la primera línea al sur de Marruecos. La razón por la que Eisenhower considera más importante Marruecos es la ventaja logística, pues solo hay que cruzar el Atlántico para abastecerlas desde Estados Unidos y Gran Bretaña. Además, en su avance por Marruecos contarán siempre con el apoyo de la superioridad naval y de los aeródromos de las Canarias y Madeira, lo que les da más posibilidades de victoria.
En Próximo Oriente, el apoyo naval solo pueden tenerlos los del Eje, ya que el Mediterráneo está cerrado y a la Royal Navy ya apenas les queda nada en sus bases navales de Haifa y Beirut (algún destructor, algún submarino... bloqueados por campos de minas) y existe también una gran dificultad para abastecer a los ejércitos 8, 9 y 10. Los suministros llegan, en su mayoría, desde el Golfo Pérsico por el ferrocarril que lo une con el Mediterráneo. El puerto de Aquaba, al fondo del golfo del mismo nombre, al norte del Mar Rojo, ha quedado inutilizable a partir de abril de 1943, al aumentar la actividad aeronaval del Eje desde la zona de Suez (ataques aéreos, minas, lanchas torpederas y pequeños submarinos que los alemanes e italianos han transportado por ferrocarril de Alejandría a Suez). En Sudán, los italianos van a avanzar por el Nilo, aprovechando la vía fluvial y el ferrocarril egipcio, mientras que los suministros llegan a los aliados por el puerto de Port Sudan, en el Mar Rojo, un tanto lejano.
Para detener a Rommel y al nuevo ejército italiano, los aliados solo pueden confiar en su supremacía aérea. Pero la ofensiva Husky, para tener éxito, requiere una concentración de hasta tres mil aviones entre cazas y bombarderos. Alexander logra que Eisenhower se conforme con dos mil quinientos, y de ese modo logra aumentarse en quinientos más la fuerza aérea aliada en Sudan y Próximo Oriente. En total, para junio de 1943, Eisenhower tiene dos mil quinientos aviones (sin contar los de transporte) concentrándose ya para Husky, al sur de Marruecos, y Alexander cuenta con mil quinientos para defenderse de Rommel, de los cuales un millar están concentrados en la zona más próxima al Canal, por donde deben bloquear el intento de cruce.
El mando aliado se encuentra en una grave situación en mayo de 1943. La conferencia "Trident" que ha tenido lugar en Washington, con Roosevelt, Churchill y todos los mandos militares importantes, ha acabado en un caos de confusión entre las concepciones defensivas y ofensivas. La solución de compromiso (defender Palestina y atacar Marruecos) supone someter a un esfuerzo insoportable la capacidad logística de distribución de recursos. Nadie se atreve a confesar la posibilidad de un desastre si se fracasa en la defensa de Palestina y en el ataque a Marruecos.
Por su parte, durante los meses de abril y mayo, la fuerza aérea del Eje se ha concentrado en el Delta y en Chipre de forma efectiva. El día 4 de junio de 1943, cuando Rommel inicia la ofensiva, dispone de dos mil aviones (mil quinientos alemanes y quinientos italianos) para apoyar el cruce del canal. Otros quinientos aviones italianos apoyan al Ejército de Egipto en el Nilo que comanda el general italiano Messe.
Rommel sabe que debe confiar enteramente en sus tropas durante el asalto y que éste no puede tomar a la sorpresa al 8 ejército británico de Montgomery. Solo una gran potencia de fuego puede permitirle el cruce, pero a la tarde del día 4 de junio ya tiene su cabeza de puente un poco al norte de Ismailía, al otro lado, bajo un diluvio de fuego de más de un millar de piezas de artillería y ataques aéreos incesantes. Los combates persistirán durante los días 5, 6, 7 y 8 de junio, sin que ceda la tenaz resistencia británica, pero la barrera de artillería antitanque alemana es efectiva y los contraataques de los Shermans y los Grants no logran expulsar a las tropas alemanas que han cruzado el canal. El terreno es también propicio para los nuevos tanques pesados alemanes "Tigre".
El día 9 de junio, la flota del Eje (alemana, francesa e italiana) llega hasta Gaza, desde Egipto y desde Chipre (donde han recogido a parte del contingente anfibio empleado en la invasión del mes de abril), y aunque sufre graves pérdidas por los ataques aéreos, logra hacer desembarcar y apoyar con su poderosa artillería naval a las tres divisiones de asalto: la división alemana Seelöwe y las italianas San Marco y Nettuno, las mismas que desembarcaron el año anterior en el Mar Negro, las mismas que lucharon en Stalingrado y las mismas que conquistaron Chipre, pero ahora mucho mejor equipadas y entrenadas. Siguiendo también el modelo de Chipre, un regimiento de paracaidistas se lanza por la noche en la costa palestina. Una vez han llegado a tierra, los infantes de marina nazis y fascistas expulsan con facilidad a la 6 división india y hacen estallar la sublevación árabe en todo Próximo Oriente. El ejército turco se moviliza casi en estado de guerra. De hecho, tropas turcas comienzan a desembarcar en Chipre, relevando a algunos batallones alemanes e italianos que ahora están dispuestos para asaltar Siria en apoyo de Rommel, una vez éste comience a avanzar.
Alexander, que ya ha sido informado de las amargas directivas secretas del alto mando aliado, ordena entonces a Montgomery y a su 8 ejército que retrocedan, con lo que, prácticamente se da por perdido Próximo Oriente. Al fin y al cabo, se le ordenó resistir, pero no exponerse al desastre: si Rommel ha cruzado el canal con sus tanques y los anfibios nazi-fascistas han desembarcado con éxito, ya no queda más que hacer...
El día 11, el 8 ejército comienza su repliegue hacia Haifa-Jerusalén, donde se unirá a los efectivos del 9 ejército y a los refuerzos que están llegando.
El día 13, el PanzerArmeeAfrika enlaza con el cuerpo anfibio en Gaza. Entonces es rebautizado como PanzerArmeeAsien, manteniendo el acrónimo PAA.
Aunque el puerto de Gaza no es utilizable, los transportes anfibios abastecen perfectamente a los hombres de Rommel.
El día 15 de junio, el PAA reanuda su ofensiva apoyado desde el mar por los cañones de la flota del Eje, mientras algunos contingentes procedentes de Chipre desembarcan en la costa siria manteniendo escaramuzas con los canadienses en retirada.
El día 16 el PAA toma Haifa, tras un duro combate contra la división neozelandesa (el último realmente fuerte en la campaña). Haifa es la principal base naval británica.
Rommel solo necesitará tres días para organizar la ofensiva final desde Haifa, mientras unidades anfibias relativamente menores capturan el puerto sirio de Latakia en medio del entusiasmo de los nacionalistas árabes.
El 19 el PAA envía un cuerpo de ejército, con los egipcios, contra Jerusalén, defendido por unidades del 8 ejército en retirada y, por supuesto, por la división israelí, pero al día siguiente Rommel avanza con un cuerpo Panzer completamente alemán (con él en persona al frente) por el norte de Palestina, supera las montañas y amenaza Damasco, defendida por polacos, indios y canadienses.
La lucha en Damasco solo durará un día y el 22, Rommel entra en la capital siria aclamado por las multitudes.
Ya la retirada británica es general y se cubre con constantes ataques aéreos contra las fuerzas de Rommel que avanzan. En su retirada, los aliados lo destruyen todo, especialmente la peligrosa vía férrea que une la costa del Mediterráneo y el interior de Turquía con el Golfo Pérsico. Saben, sin embargo, que en dos o tres meses los alemanes la habrán reconstruido.
El 25 de junio, Beirut se rinde sin lucha al cuerpo anfibio, capturándose la última base naval de la Royal Navy en el Mediterráneo que, de todas formas, hacía meses que era inoperante.
El 28, tras reorganizarse en Damasco, Rommel avanza por el norte de Siria casi sin oposición y alcanza la frontera turca. Los turcos siguen siendo neutrales solo dos días más.
El día 30, el presidente turco Inonu declara la guerra a los soviéticos pero todavía no a los angloamericanos, imitando en esto a los franceses el año anterior.
Toda la costa del Mediterráneo está ahora en manos del Eje.
El 5 de julio de 1943, una vez que la aviación italiana ha dejado de cooperar en el avance del PAA en Próximo Oriente, se inicia la ofensiva del Ejército de Egipto en el Nilo, en dirección a Khartum. Dos días más tarde, Eisenhower lanzará "Husky" contra el sur de Marruecos. Y hasta el 22 de julio no caerá Jerusalén, defendida por los israelíes.
En realidad, a partir del día 28 de junio, una vez ha alcanzado la frontera siria, Rommel sabe que tiene que tomar una actitud defensiva, aunque logre hacer creer a los británicos que va a perseguirlos hasta el Golfo Pérsico. De los dos mil aviones que ha utilizado en su ofensiva para cruzar el canal, ha perdido quinientos en combate. Otros trescientos aviones italianos han pasado al Nilo para apoyar la ofensiva italiana y nada menos que mil aviones alemanes vuelan ya, por encima de Turquía, hacia los aeródromos del Cáucaso occidental para tomar parte en la gran ofensiva Ciudadela, la ofensiva de verano en Rusia de 1943. Contando los reemplazos, a Rommel solo le quedan quinientos aviones para defender el terreno conquistado. De inmediato, pasa de contar con una pequeña superioridad aérea para el ataque a encontrarse en una situación de grave inferioridad para la defensa, una vez más.
Pero eso es suficiente, porque ha propinado una buena tunda al enemigo que nadie espera que intente contraatacar. Y aunque lo intente, Rommel puede perfectamente refugiarse en el puerto de Beirut, en el de Haifa o en el de Latakia, contando con el control absoluto del mar Mediterráneo, la misma estrategia que usaron ya los alemanes en el Mar Negro, cuando la gran contraofensiva rusa. Además, cuenta con el apoyo de los árabes.
Sus bajas han sido altas, sobre todo en los primeros días del cruce del canal. Los anfibios han sufrido también mucho en su desembarco bajo fuego aéreo enemigo y en las operaciones menores posteriores.
Rommel ha perdido la mitad de sus tanques (aunque muchos pueden repararse) y de sus cien mil soldados alemanes, nada menos que siete mil han muerto y veinte mil han resultado heridos de consideración. Los egipcios se han portado bien, y han tenido tres mil muertos de entre cincuenta mil hombres. En cuanto a los anfibios, de cuarenta mil, han muerto nada menos que cinco mil (la mitad, alemanes). Se calcula que hasta la caída de Jerusalén han perecido otros cinco mil combatientes árabes no egipcios. También la Marina del Eje ha tenido más de dos mil muertos por los ataques aéreos aliados.
No se han hecho muchos prisioneros, que suele ser el principal trofeo de los vencedores. Unos diez mil, entre indios, canadienses, polacos, británicos y estadounidenses Pero, eso sí, Montgomery ha perdido casi todos sus tanques en la retirada. Los "Sherman" han sido derrotados.
Con la ofensiva "Ciudadela" a punto de comenzar en Rusia, Rommel se lo tiene que tomar tranquilamente tras una victoria tan costosa. Elige Damasco como su nuevo cuartel general (mucho menos lujoso que el que tenía en El Cairo), allí se dedica a ordenar la defensa en caso de una improbable contraofensiva aliada desde el Golfo Pérsico, y a preparar la que podría ser la campaña definitiva de la guerra: el avance sobre el Golfo Pérsico antes de Navidad, una vez el invierno vuelva a paralizar el frente ruso y puedan enviársele de nuevo los recursos necesarios.
Hasta entonces tiene mucho que hacer. Tiene que reponer las bajas sufridas, reparar los tanques averiados, hacerse cargo del botín dejado por el enemigo en su retirada, preparar los puertos y ferrocarriles capturados para el nuevo avance, y organizar más tropas árabes.
Instalado, pues, en Damasco, durante el mes de julio y agosto de 1943, Rommel se desentiende de las matanzas de judíos en Palestina. Los árabes pronazis, que desde hace décadas odian a los colonos judíos, son organizados por los SS para llevar a cabo un exterminio generalizado. Todos los judíos que no huyeron a tiempo son degollados por los guerrilleros árabes. En Líbano, los cristianos son fácilmente amedrentados, igual que sucedió en Egipto. El gran caudillo musulmán del momento, el muftí de Jerusalen, Amin el Husseini, ha desencadenado un entusiasmo vengador entre los árabes musulmanes.
A Rommel le interesan más las cuestiones militares. Para la campaña contra el golfo Pérsico (la conquista de Bagdad), quiere tener a punto un ejército egipcio completo. Así, al joven coronel Nasser, que se ha comportado brillantemente en el Sinaí, se le asciende a general y se le otorga el mando de una división. Pero Rommel también quiere convertir a los guerrilleros de Palestina y Siria en soldados. Planea crear, al menos, cinco divisiones árabes para el mes de noviembre, cuando se supone que podrá atacar hacia el Golfo. Una división palestina, dos sirias, otra de Transjordania y otra libanesa. También se le ofrece desde Túnez otra división de infantería árabe. Puesto que los soldados egipcios han causado una buena impresión en Próximo Oriente (disciplinados, bien organizados, a la alemana, con un equipo suficiente), no será difícil que los palestinos, libaneses y sirios se presenten voluntarios para liberar Bagdad y La Meca.
Ooo
Los episodios de verano de 1943 suponen el giro decisivo de esta historia. Es difícil refutar que Rommel podría haber conquistado Egipto en junio de 1942 si en enero Hitler hubiera tomado la decisión de dar prioridad a este objetivo, pero parece más fácil la objeción de que el desarrollo de los recursos militares aliados para el verano de 1943 hubiera impedido ulteriores avances del Eje en la costa del Mediterráneo oriental.
En la realidad, vemos que los recursos ofensivos angloamericanos de 1943 eran bastante limitados, y dependían por completo de la ventaja del poder aeronaval.
Así, los angloamericanos no lograron conquistar Túnez hasta el mes de mayo, y esto fue gracias a que pudieron, gracias a su poder aeronaval, cortar los abastecimientos al ejército germanoitaliano (es interesante resaltar que ni siquiera fueron capaces de establecer la superioridad aérea en Túnez hasta marzo, pese a que estaban allí ya desde noviembre).
En julio hacen "Husky", el gran desembarco en Sicilia, con diez divisiones, tres mil barcos y tres mil aviones de combate. Sicilia es una isla y, por tanto, la ventaja naval es también importante al dificultar la llegada de refuerzos a través del estrecho de Messina . Para algunos comentaristas, los aliados habrían fracasado en Sicilia si los italianos hubieran resistido con mayor tenacidad (además, los alemanes ya habían perdido recursos insustituibles en los desastres de Stalingrado y Túnez, y también tenían que mantener ocupada toda Francia, costa mediterránea incluida, y los Balcanes, donde temían un desembarco).
En septiembre de 1943, los aliados desembarcan en Salerno, ya en el continente europeo (península italiana), donde salen del atolladero gracias también al poder aeronaval (a la superioridad aérea se suma el apoyo de la numerosa artillería naval) y después se atascan, liberando Nápoles pero quedando inmovilizados mucho antes de llegar a Roma (que no liberaron hasta junio del año siguiente). En este momento, ya hay muy pocos italianos luchando del lado alemán.
Dos meses más tarde, la operación aliada en el Dodecaneso acaba en un tremendo fracaso porque los aliados cuentan con los recursos justos para Italia pero no para ninguna otra operación. Los aliados también abandonan a los soldados italianos que en este momento han cambiado de bando y se enfrentan a los alemanes en otros puntos de los Balcanes.
Claramente esto revela que la fuerza efectiva de los angloamericanos era extraordinariamente limitada durante este año 1943, lejos aún de la gran capacidad que demostrarían durante 1944. A finales de 1943, solo nueve divisiones estadounidenses habían entrado en combate contra los alemanes y, de hecho, solo seis continuaban haciéndolo en el frente italiano, el único en el que combatían. Para entonces, los soviéticos ya habían liberado toda Ucrania.
En esta historia alternativa, el Mediterráneo está cerrado, luego el éxito de Túnez es imposible (solo la conquista de las Canarias es posible), y el Husky alternativo necesita, para tener algún éxito, una ingente concentración de poder aeronaval. En tal caso, ¿en qué situación quedan los otros dos frentes angloamericanos más al este (Palestina y Sudán), consecuencia ellos también del cierre del Mediterráneo?
En la realidad, sabemos que los angloamericanos solo podían tener éxito si se concentraban en un solo escenario (primero Túnez, después Sicilia, después Salerno). En esta historia alternativa, el cierre del Mediterráneo les obliga a dispersarse, y tienen que cubrir, aparte de Husky (sur de Marruecos, con el apoyo de la aviación aliada en las Canarias), un frente al sur de Egipto (Sudán) y otro al este de Egipto (Próximo Oriente). ¿Cómo hubieran podido contar con recursos suficientes para tantos frentes en esta época?
Las unidades aliadas mencionadas en este episodio estaban todas movilizadas pero no todas combatieron al mismo tiempo en la realidad. Así, en el Husky real (Sicilia) divisiones veteranas de Túnez (campaña finalizada en mayo) como la 4 británica o la 34 americana no participaron en la campaña del mes de julio. Descansaron y ahorraron recursos. Y no pudieron hacer nada para salvar a los británicos atrapados en Leros por los alemanes. Tampoco las divisiones polacas intervinieron aún, y solo una de las canadienses.
En esta historia alternativa, los angloamericanos tienen que extender al máximo sus recursos. En lugar de concentrar tres mil aviones de combate para invadir Sicilia (y nada más) tienen que sacar de algún lado cuatro mil aviones, de los cuales no pueden llegar a tres mil los que utilicen en la ofensiva del sur de Marruecos. Y es imposible que todas sus fuerzas, ahora más numerosas, estén plenamente equipadas al nivel en que lo estuvieron en realidad en la invasión de Sicilia (más hombres, pero menos recursos en proporción). En total, los angloamericanos de la línea alternativa tienen que contar con treinta divisiones listas para combatir, en lugar de diez, en julio, como fue en la realidad (solo fueron veinte en el acto final en Túnez, en mayo, tras medio año de gradual concentración). Tienen que cubrir larguísimas rutas marítimas hasta Marruecos, Sudan y el Golfo Pérsico. Tienen que equipar a los españoles republicanos, a los etíopes, a los israelíes y al Ejército Rojo soviético que se haya en una situación angustiosa. Y Estados Unidos tiene que ganar a Japón, una prioridad para la opinión pública norteamericana.
Ni siquiera cuentan con el ejército francés (solo una división, si acaso), que lucha en el otro lado (en la realidad, a primeros de 1943, el ejército colonial ex-petainista era diez veces mayor que las fuerzas de De Gaulle; y eran tres divisiones en combate a mediados de año: marroquí, argelina y "Francia Libre").
Los italianos, por su parte, seguirán sin ser muy buenos soldados, pero cuentan con una moral alta, han reducido su ejército de tamaño, lo que les permite concentrar recursos en la ofensiva, y algo han tenido que aprender tras dos años luchando al lado de los alemanes.
En cuanto a los egipcios, si los alemanes los han equipado, entrenado y supervisado durante un año entero, no pueden ser soldados inútiles.
Marroquíes y españoles eran buena infantería, sobre todo si tienen que combatir en un terreno como las montañas del sur de Marruecos.
Y en el mejor de los casos, persiste la amenaza turca en la frontera siria. Y sería inevitable que el nacionalismo árabe diera problemas a los aliados en Próximo Oriente.
¿Cuáles son los factores favorables a los aliados en 1943 que iban a seguir contando incluso en este escenario alternativo con el Mediterráneo cerrado?
El poder aéreo sería uno de ellos, por supuesto. Pero sabemos que, pese a que los británicos arrasaron Hamburgo en julio de 1943, eso no impidió que, cuando menos al inicio de la ofensiva Ciudadela en Rusia (Kursk), los alemanes fueran aún capaces de reunir cierta superioridad aérea para la ocasión. Y ahora contarían con más aviones italianos y con la aviación francesa (una pequeña ayuda, de momento). Rommel sabría explotar esta concentración aérea en una campaña rápida.
Otro factor a favor de los aliados son las posibilidades defensivas en el Sinaí. Un general como Montgomery crearía una defensa profunda, con más de mil cañones, casi mil tanques, aviones, minas, trincheras. El cruce del canal por los germanoegipcios solo hubiera podido hacerse tras un terrible duelo artillero y grandes ofensivas aéreas de bombardeo. Pero Rommel tendría una ventaja: el dominio del Mediterráneo, el uso de la fuerza anfibia en cualquier punto a la retaguardia del 8 ejército británico de Montgomery. Y otra ventaja más: Rommel puede recibir sus suministros por el puerto de Alejandría (entre otros del Delta), mientras que Montgomery, una vez bloqueado el puerto de Aqaba (muy vulnerable si los alemanes ya no son superados abrumadoramente en los cielos), solo cuenta para abastecerse con la larga ruta terrestre que viene del Golfo Pérsico.
En realidad, la defensa de la costa oriental del Mediterráneo (Palestina y Siria) sería ruinosa desde el punto de vista logístico, y los jefes aliados no pueden sino comprender, tal como se describe en la historia, que es mucho más factible abandonar ese territorio y concentrar la defensa en el mismo Golfo Pérsico. Allí sí contarían con puertos (y grandes ríos en Iraq) que les permitirían abastecerse, y entonces Rommel iba a ser el que tuviera que cruzar el desierto sirio para alcanzarlos.
Desde el punto de vista del prestigio, los aliados ceden mucho terreno así como ciudades legendarias como Jerusalén y Damasco, pero desde el punto de vista estratégico no pierden gran cosa. Turquía probablemente iba a entrar en la guerra, pero eso tal vez fuese inevitable de todas formas. Los musulmanes se decantarían más y más del lado del Eje (¿o solo los árabes?), pero eso no puede suponer una gran pérdida para los aliados, dada la debilidad militar de las tropas árabes (sobre todo, antes de que caigan en manos de instructores alemanes). ¿Y podría la Luftwaffe bloquear el envío de suministros a los rusos por el Golfo Pérsico? No, porque el poder aéreo sigue siempre del lado aliado.
En suma, no pudiendo defender tres frentes con el mismo vigor a la vez, los angloamericanos escogerían ganar tiempo con un retroceso calculado en Próximo Oriente (y en Sudán) que no les llevara a perder posiciones estratégicas importantes y se concentrarían en la ofensiva allí donde es más viable: el sur de Marruecos.
La presencia del 8 ejército británico en el Sinaí durante un año no hubiera sido un desperdicio: se inmoviliza a Rommel durante ese tiempo, se fuerza a los turcos a seguir siendo neutrales, y da tiempo a organizar un enorme dispositivo de fortificaciones, puertos, instalaciones y depósitos en el Golfo Pérsico, el auténtico punto fuerte estratégico para mantener la ayuda a los soviéticos e impedir el desastre de que los del Eje lleguen también a las fronteras de la India occidental (mientras los japoneses ya estaban en la frontera india oriental).
Ahora bien, ¿cuál habría sido el efecto en la opinión pública norteamericana? Por primera vez, los americanos (las dos o tres divisiones que necesariamente hubieran tenido que aportar a los británicos por estas fechas) se habrían visto obligados a retroceder ante los alemanes. Jerusalén iba a quedar en manos de Hitler. Y Rommel, siempre Rommel, aparece como un general invencible.
Para buena parte de la opinión pública se acrecentarían las dudas acerca de si es o no viable ganar la guerra a este enemigo. Para mayor desastre, las fosas de Katyn se dieron a conocer a partir del mes de abril .
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